Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

lunes, 7 de abril de 2008

Mi bruja de mermelada

Mi bruja de mermelada nació hace cuatro años y medio, chin pon. Dicho así parece hasta fácil, pero no lo fue. Se hizo de rogar, más de dos años. Durante todo ese tiempo no dejaba de preguntarme cada mes ¿será este?, y la respuesta era invariablemente la misma, este tampoco.
Madre mía la de test de ovulación, la de temperaturas basales que tomé, para nada. Y eso que a todo el mundo le sucede porque sí, a mí no me pasaba.
Al principio dices, vale, quizás a mí me cueste un poco más, pero luego empiezan las preguntas de los demás, "¿qué pasa, vosotros para cuando...?", y el corazón se te va encogiendo poquito a poco, hasta caber en un puño que se abre y cierra de rabia con cada nueva regla.
Durante esos dos años vi nacer a hijos de amigas, me enteré de embarazos no deseados de otras y también y gracias a mi otro universo que son los "tableros", encontré una nueva familia de gente como yo: "las que no podemos tener hijos".
Mi primer pinchazo en la barriga fue el 23 de Septiembre de 2002 (odio esta cabeza mía que se empeña en recordar fechas). Desde ese día fue un no parar, miedos, inseguridades y cada vez que se acercaba esos días..., no respiraba por miedo a estropear algo. A ese primer tratamiento le siguió otro, y otro y otro más y... en ese siguiente otro mi bruja de mermelada se quedó conmigo.
Digo que es de mermelada, porque desir que es de "bote" queda menos poetico, pero es así, es de bote, por eso es dulce y rosa como la mermelada de fresa.
Madre mía que nueve meses de pánico y cuando por fin salió (esta sí que salió solita, que para eso es una chica espabilada que sabe por donde salen los niños), no puedo recordar ni un solo sentimiento nítido, era tal acumulación de ellos que me impedían pensar con claridad.
El que más recuerdo era el de tristeza, pensando que quizás no hubiera más niños y luego el de miedo, por no hacerlo bien.
Han pasado cuatro años y medio y otros dos bebés más y la sensación de que siempre se puede hacer mejor no se me va de la cabeza. Inés es una niña feliz, alta, preciosa, que huele a galletas calientes y bastante contestataria, pero es así, es lo que más quiero de este mundo, por lo que más peleé y por lo que me esfuerzo cada día en ser un poquito mejor persona, ella será la que juzgue algún día si lo hice bien o mal, yo me limito a intentarlo...

2 comentarios:

Lamardestrellas dijo...

Me has emocionado... parece que todo quedó atrás, en un pasado muy lejano, pero en realidad aquello que sufrimos para llegar a ser madres está en el fondo de nuestro corazón. Así,una simple relectura hace que todo mi interior se ponga patas arriba y corra a comprobar si mis dos milagritos son de verdad. Y lo son. (Marina duerme). Gracias por recordármelo.

Anónimo dijo...

Hoy te conozco un poco mejor. Gracias por contar la historia de tu duende. Ha sido como revivir el nacimiento de Ed.

Besos para "mermelada de fresa". Precioso mote para tu hija, nunca se me hubiera ocurrido nada mas bonito...