Seguimos bien, la verdad es que decir eso ya significa mucho
Las rutinas son cada vez menos rutina y el caos va avanzando posiciones. Los horarios se relajan tanto que a veces siento que la siesta se va a juntar con la hora de irse a la cama, claro que como ahora nos vamos a la cama casi a las 2, intentamos que eso no llegue a ocurrir.
De lunes a viernes, al menos yo, mantengo unos horarios razonables. A las 8 tengo que estar conectada a mi puesto de trabajo, con los duendes ya es otra cosa. Hasta la semana pasada han tenido clases on line, veremos ahora con la semana santa.
Pero todo es caótico, la limpieza, la organización de los menús, la pelea por el mando de la tele.
Por eso digo que seguir bien de salud y sin que nadie le haya sacado un ojo a otro de un puñetazo es un gran avance, no se lo que podremos mantener esta calma.
Sigo echando mucho de menos a mis padres, y eso que hablo con ellos tres veces al día, algunas por video llamada. Pero es rarísimo ir a dejarles la compra y no poder achucharlos, recuerdo su olor, pero no es lo mismo.
Y mientras la vida sigue, la glicinia ha florecido, está preciosa y en casa hemos plantado guisantes y judías verdes, verlas crecer hace que nos demos cuenta del paso de los días.
Y mientras el miedo al "después" que es lo que más me atormenta, la debacle económica será casi peor que la sanitaria, y para eso, tampoco estamos preparados.
Hoy hace sol.