Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Terminar el año

No quiero que esto sea un resumen de mi año ni un balance de lo que ha sido el mismo, aunque supongo que terminará siéndolo.
Sólo tengo una cosa fantástica que decir del mismo, que a mi Sol le dieron el alta en oncología pediátrica, ya sólo por eso lo recordaré con cariño. Bueno, hay más cosas, mis padres siguen vivos, mi hermano también y mis hijos y mi marido aparentemente sanos.
Por lo demás no hay mucho más que decir, que para mi ha sido un año de mierda que empecé mal y termino peor, de todo, paso de entrar en detalles.

No se si 2017 será mejor, al menos es impar, pero he aprendido a fuerza de tortas que cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor, así que sortearé las curvas segun vayan viviendo y me concentraré en sobrevivir, que tal y como me encuentro me parece hasta una heroicidad.
No me hagáis caso.

Ahora no tengo tiempo que perder, tengo que empezar con los preparativos de la cena de nochevieja, una ves superada, con éxito, la de nochebuena.
El fin de año va a ser más latoso, mis hijos piden patatas a la importancia para cenar. Es un plato que la otra abuela de mis hijos hace a menudo y a ellos les encanta, yo no lo he hecho nunca, así que en cuanto cierre esta entrada empezaré a buscar una receta, aunque ya se que es más laborioso que difícil.
También he encontrado una variante para mi tronco de navidad, este año, al menos uno de ellos, intentaré que sea de color rojo, ya os contaré qué tal sale.
Esta semana no trabajo, tampoco estoy haciendo nada extraordinario, mi Sol tiene entrenamientos de basket diarios y eso nos condiciona mucho, además, mi contrario trabaja y mis otros duendes son muy caseros, así que me limito a vegetar en el sofá.
El día 2 volveré al campo de batalla, el último día antes de las vacaciones tuve que tirar de ansiolíticos para poder soportarlo, inagino que la vuelta será parecida.
En fin, que gracias por estar por ahí y que os traigan muchas cosas los Reyes.

PD: al fin pude estrenar mi precioso mantel navideño comprado al final de las rebajas de febrero...

jueves, 22 de diciembre de 2016

Nuestra lotería

Bueno, ha pasado otro año y ya tocaba. Uf, doce meses sin una analítica...
Empezamos con la revisión anual de mi Sol justo al volver del puente, con el cardiólogo. Ecocardiograma y eléctro, todo en orden, el niño sin parar de hacer deporte y creciendo, muy deprisa.
Hoy tocaba visita a oncología pediátrica.
A pesar de que la doctora Marta nos dio el alta en enero, acordamos con ella, que, ya que le parecía oportuno seguir revisando anualmente, estaría encantada de seguirle ella. Esta vez ha sido un poco más lio.
Resulta que ella y San Luis Madero, han cambiado de hospital, han dejado nuestro comodísimo San Rafael y se han ido a uno mucho más grande.
Como, si todo va bien, la revisión será una vez al año, la verdad es que yo me quedo mucho más tranquila si ella lo sigue.
En realidad todo funciona parecido, le pichan en el hospital de día y luego nos ve la doctora, ¡si además le pincha una de las enfermeras que estaba en San Rafael y que se ha ido con la doctora, qué más podemos pedir!.
Hemos llegado a las 9. La analítica incluía otras pruebas de nefrología y endocrino. Confio en que si salen bien, ya no tengamos que repetirlas el año que viene. Lo dicho, analítica, desayuno, partida de la WII en el hospital de día, consulta y a casa.
La analítica básica ha salido rápido, está toda estupenda, ... excepto el colesterol. Es mi culpa, a él no le gusta ni la fruta ni la verdura y yo no le obligo, cuando enfermó comía fruta y verura a diario y para lo que sirvió..., pero me lo tengo que proponer de nuevo, se que es bueno.
Las paquetas genial, los neutrófilos estupendos, los linfocitos bajo control y qué decir de la hemoglobina..., tiene un color tan precioso.
Nos ha tocado la lotería, no quiero otra más que esa, que mi hijo siga con sus controles rutinarios y que se siga aburrinedo (sólo un poco) una vez al año.
Te quiero mi Sol.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Huyendo a León

Al fin pasó el puente de diciembre. Me enferma, me hace tamblar, mi cabeza vuelve una y otra vez a 2008 y no para.
No puedo pasarlo en Madrid, desde aquel año, que nos quedamos en casa, intento escapar, a donde sea, lejos, este año, como lo pensé y organicé con poco tiempo, la escapada fue breve y relativamente cerca, a León.
Tengo que deciros que el destino lo elegí yo, sin consultar con nadie. Tenía muchas ganas de volver a ver la catedral, esta vez sin los andamios de la visita anterior.
El alojamiento para los cinco nunca es fácil, y menos con el tiempo justo. Quería un hotel en el centro peatonal, para poder ir andando a todos lados. Eso excluía el Parador de San Marcos, que es maravilloso, carísimo y que está a más de 2 km de la catedral.
El centro estuvo complicado. Al final encontré la Hospedería Monástica Pax, que está como a 500 metros de la plaza mayor. Tiene sólo 20 habitaciones, enormes y comodísimas, eso sí, ninguna comunicada con la contigua, así que hicimos habitación de chicas y habitación de chicos.
Salimos el jueves 8, sin prisa y llegamos a la hora de comer. Dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos a picar algo. Mucha cecina, buen embutido, alubias y vino, todo "ligerito".
Yo estaba como loca por coger una visita guiada a la catedral, la conseguimos para las 4 de la tarde, fue estupenda. Hay pocas cosas que me gusten más que las grandes construcciones y la catedral de Leon es para quedarse a vivir.
A mi Hada le gustó, porque le servía para repasar lo que está estudiando. A mi Sol también le impresionó y mi Garbanzo, bueno, él se portó como un campeón durante la hora y media de explicación.
Salimos y nos fuimos a merendar, chocolate con churros, luego seguimos de visita caminando por la calle Ancha hasta la muralla.
Los chicos estaban cansados, así que cenamos en el hotel y nos retiramos pronto a dormir.
Al día siguiente, viernes, nos levantamos pronto, desayunamos y salimos en dirección a las Cuevas de Valporquero. Yo iba nerviosa, no había conseguido las entradas por internet porque la página no funcionaba y, al ser puente, no tenía claro el horario. Al final nos salió redondo, llegamos a las 11:15 y la visita larga de hora y media empezó a las 11:30. Nos encantó, a los chicos creo que mucho más que la catedral, la verdad es que son impresionantes.
Salimos y nos fuimos a comer y de ahí, de vuelta a Leon. Nos acercamos caminando al Parador, a ver la iglesia anexa y el museo, no tuvimos suerte y no pudimos ver la sillería del coro...
Cenamos y nos fuimos al hotel a jugar a los barcos todos juntos y revueltos.
El sábado teníamos prevista la vuelta, pero fuimos primero a Astorga. Vimos la catedral, el museo romano y un museo nuevo que abrieron en 2015, el museo del chocolate, que nos gustó mucho a todos, de una de sus paredes colgaba este cartel que me pareció muy instructivo.
De ahí nos fuimos al parador de Tordesillas a comer y luego, muy, muy despacito por culpa de una densísima niebla, de vuelta a casa.
Misión cumplida, tuvimos el domingo para descansar, poner lavadoras y terminar deberes, pero sobre todo para ser consicentes de que el puente había pasado y que se han cumplido ocho años del diagnóstico de mi Sol.
Hemos empezado con la revisión. El cardiólogo nos dio buenas noticias, no hay rastro alguno de que la quimiterapia haya causado daño, el día de la lotería, nosotros jugaremos nuestra ruleta particular. Le miro y le veo estupendo, pero el miedo no se va nunca. Nunca.
Un año más llega Navidad.
Ha pasado otro año.
Ha pasado otro maldito puente de diciembre.