Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

martes, 20 de junio de 2023

En rebeldía

 No tengo alma de rebelde.

Si alguna vez la tuve, no lo recuerdo, siempre he hecho "lo que había que hacer", sin dar que hablar y sin dar disgustos ni quebraderos de cabeza en casa. Ya os conté en una entrada anterior que muchas veces me arrepiento de ello, pero no hay marcha atrás.

Cuando era jovencita, empezaron a ponerse de moda los segundos (y terceros) agujeros en las orejas, de los de otras partes del cuerpo no hablaré porque no les encuentro ninguna gracia, a los de las orejas sí.

Empecé a darle vueltas a hacerme otro agujero hace treinta años, ¡treinta!. Supongo que se lo comenté a mi madre y me respondería lo de siempre, "anda hija, deja de decir tonterías". 

Por supuesto que no me lo hice, pero siempre fue algo en lo que seguí pensando. Me fijo mucho en los agujeros de las orejas de la gente, eso me sirvió para decidir que lo adecuado, para mí, era sólo otro más y sólo en una de las orejas. Pero ahí quedó la cosa.

La navidad pasada, en aquella escapada familiar de la que os hablé en la entrada "Navidad 2022", me fijé en que uno de los primos de mis hijos (12 años), llevaba un pendiente nuevo. No pude evitar admirarlo, me gustó y me dijo que se lo había pensado mucho antes de hacérselo, ¡había pasado tooooooda una tarde dándole vueltas al tema!.

Cuando le dije que yo llevaba 30 años no se lo podía creer. Tampoco es algo tan, tan importante. Ahí quedó la cosa.

Me decidí, decidí que lo haría, no sabía cuando. Primero pensé en esperar a que volviera mi Hada por Navidad y hacérmelo con ella, pero ella no lo quiere, así que lo dejé. Pero no se iba de mi cabeza. Cuando operaron a mi madre, en el hospital, pasaban continuamente a requerir donaciones para el banco de sangre. 

Me enteré en Navidad, cuando repetía visitas con mi padre a urgencias, día sí, día no, de que, después de una prueba médica invasiva, una colonoscopia, por ejemplo, hay que esperar 4 meses para donar. Esos 4 meses en mi caso se cumplían el 8 de febrero, así que ese día fui a donar.

En las preguntas que respondes en el cuestionario previo, presté más atención al tema de los tatuajes y los piercings y pregunté por el segundo agujero de la oreja. Efectivamente, después de hacerlo hay que esperar 4 meses para donar. Fue el cohete en el culo que me faltaba. Doné, mi madre salió del hospital, la llevé a casa y cuando fui a la farmacia a por sus medicinas me lo hice.

Mira que marqué con un boli el sitio donde lo quería, pero me pareció que estaba demasiado lejos del anterior y lo acerqué, error, está un poco demasiado cerca, pero está. Ahí esta treinta años después mi segundo agujero.

Mis padres mi miraron con ojos de "esta chica necesita descansar", mi contrario lo miró y no dijo nada (debió pensar que para qué) y a mis hijos sinceramente les dio igual.

A mis amigas les gustó.

Pero lo mejor es que a mí me gustó.

El día 8 de junio de cumplieron los 4 meses para poder donar, esta tarde toca, iré contenta con mi segundo agujero en la oreja a donar sangre como hago tres veces al año.

De los tatuajes ya si eso, hablamos otro día