Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

sábado, 22 de julio de 2017

Olor a jabón Lagarto

El jueves fui a cazar Pokemons.
Mi pequeño garbanzo me había insistido durante toda la semana y no tuve más excusas. Ya que había que hacerlo, mejor que fuera por un sitio agradable y nos fuimos a nuestro "bosque particular".
Caminamos un montón, hora y media, primero buscando Pokeparadas y luego caminando hasta los 400 últimos metros imprescindibles para "evolucionar" uno de esos bichos.

A mi abuela Torina le encantaba lavar la ropa a mano, en aquel abrevadero que hacía muchos años que había dejado de usarse. Usaba una piedra para frotar y yo disfrutaba viéndola e imitándola. En verano, se levantaba al amanecer y en esa esquina del corral donde estaba la pila sacudía las piezas de ropa, y las ponía a "solear" para que quedasen de un blanco radiante, y luego las aclaraba y escurría para poder tenderlas de manera primorosa. Tenía toda una técnica que yo heredé, esas son las verdaderas herencias valiosas...

En nuestro bosque particular hay varios circuitos de ejercicio, era donde yo solía ir cuando corría, lo echo de menos pero la pereza y los kilos de más son más fuertes que mi voluntad. Pues eso, al incorporarnos a uno de los viales por donde la gente corre nos adelantó un señor entrado en los 60 años y fue pasar por mi lado y ... ese olor a jabón lagarto me transportó 35 años atrás y de repente me encontré sentada en el suelo del corral mirando a mi abuela lavar la ropa.

Pude sentirla, pude ver el sol blanqueando la colada, pude verla escurrir la ropa y pedirme ayuda para tender las piezas más grandes.
Hay instantes en que me parece imposible que ya no estén aquí porque los siento tan, tan cerca que podría tocarlos.
Y todo eso, cazando Pokemons.


jueves, 13 de julio de 2017

Madrid, ciudad para turistas

Nací en Madrid, toda mi vida la he pasado aquí, siempre (hasta ahora) me ha gustado esta ciudad para vivir.
También es verdad que no vivo en el mismo centro.
Siempre se decía que lo que quedaba fuera de la M30 no era Madrid, vivo dentro, al límite, pero dentro.
Me gusta mi barrio, es tranquilo, muy bien comunicado, con metro y autobuses variados, a pocas paradas (y un transbordo) de Sol (sólo Sol, sin Vodafone ni otros inventos) y sobre todo, a escasos 150 metros de uno de los mayores pulmones verdes de la capital. Tengo todo lo que necesito.
Ir al centro siempre ha sido una excursión, de las que se hacen en transporte público, te ahorras el parking y el agobio, el problema ahora es que el "centro" se extiende como una mancha de aceite en un mantel.
Si os digo la verdad, que la pasada Navidad se cortase la Gran Vía al tráfico no me pareció mal, ya os digo que desde el 5 de Diciembre al 10 de Enero ni se me pasa por la cabeza ir por allí. Es verdad que es una arteria muy grande y que dificulta mucho el tráfico en general ese corte, pero, no se puede dar gusto a todo el mundo.
El problema, más que el corte de determinadas vías al tráfico, yo lo veo en el tema de las bicis y los carriles bici.
¿De verdad creéis que los "lugareños" nos movemos en bici?, bueno, sí, mi contrario y mis duendes acaban de salir a dar un paseo en bici..., por un camino forestal que comparten con los runners...

Por mucho que la actual alcaldesa y su equipo se empeñen, Madrid no es ciudad para bicicletas, no es llana, pero mucho peor es la disposición de los carriles bici que están haciendo y peor incluso es la "necesidad" de compartir vial entre coches, motos y bicis.
Creo que, en general, lo del paseo en bici por el Madrid de los Austrias es muy bonito para los turistas, pero los que pagamos impuestos (y el pato de tanto invento) somos los que estamos empadronados en Madrid y pagamos aquí nuestros impuestos.
Yo trabajo en la zona de Chamberí. Es toda zona de aparcamiento regulado, lo que me obliga a pagar un parking todo el año si quiero llevarme el coche.
Vale, no os echéis las manos a la cabeza, por supuesto que podría ir en metro a trabajar, tardaría 15 minutos más de lo que tardo ahora, y eso, a las 8 de la mañana no es mayor problema, pero a las 3, cuando salgo sí, porque si vuelvo a casa en metro para coger el coche, no llego a por mis hijos al colegio.
El colegio de mis hijos está en el extrarradio y no hay metro que valga.
Y salgo y me encuentro en la calle Fernando el Católico un carril separado para el bus y otro para coches, coches, y motos y bicis y furgones de reparto. Y los felices ciclistas, sin casco en la mayoría de los casos, van por mitad del carril, supongo que porque es así como deben ir, pero a su paso... y no te quiero decir nada cuando giran por Vallehermoso ¡que es cuesta arriba!, el acabose. Y no les pites y no les digas que se aparten un poco, porque te llaman de todo menos bonita, eso sí, que se ponga el semáforo en rojo que entonces les falta tiempo para subirse a la acera y seguir pedaleando.
No me gusta compartir carril con ellos, son demasiado vulnerables.
Mención aparte merecen los carriles bici, los han situado el Alberto Aguilera por lo menos, a la derecha de los dos carriles de coches, entre estos y el del bus, con lo que si quieres girar a la derecha, digamos hacia la calle Fuencarral en Bilbao tienes que atravesar entre ellos, parándote en mitad del carril hasta que puedes, ¡y que no coincida con que pase el autobús!.
Esta semana ha habido un accidente terrible en la Calle de Alcalá, la primera víctima de entre los ciclistas. Lo siento muchísimo, por favor no penséis que soy insensible, pero es que me parece que hasta ahora la suerte ha sido demasiada.
En la selva las gacelas y los leones conviven..., como pueden y sin estar en el mismo sitio a la vez.

martes, 4 de julio de 2017

Fin de curso, piojos y neumonía (in crescendo)

Lo he puesto así, de mejor a menos bueno (estoy harta de que me digan que tengo que ver el lado bueno de las cosas).
Mis hijos terminaron el cole el pasado 21 de Junio, ya se que es pronto, pero su cole es así, empieza el último y acaba el primero, eso sí, empieza y termina con la jornada completa.
Como iba contando, con el fin de curso y la ola de calor, los planes de piscina se multiplicaban. Mi Hada había quedado en que el viernes 16 se venía a casa, a la piscina, con una amiga. Cuando la recogí del cole me dijo que se encontraba fatal, que le dolía mucho la cabeza, que estaba mareada y que tenía mucho calor. Sinceramente pensé que tenía una insolación.
Al llegar a casa se puso el termómetro y tenía 38,6ºC, aunque con paracetamol le bajó hasta 37,5ºC.
Por la noche tenía casi 39ºC así que dormí con ella para controlar la fiebre. Se levantó con 38,5ºC. Pasó el día bien, pero la fiebre con el antitérmico bajaba poco y a las 6 horas volvía a subir, no tenía dolor en ninguna parte. Por la noche, viendo que no bajaba nos acercamos a urgencias.
Nada, "un virus" dijeron, que esperara 48 horas más.
El domingo amaneció con 39,3ºC...
No quería volver al médico, y a mi también me pareció precipitado, no hacía ni 12 horas que habíamos salido de allí.
Pero la fiebre no bajaba, así que el domingo por la noche a las 24 horas de la visita anterior volvimos al hospi.
Volvieron a insistir en que no le veían nada, quizás la garganta algo irritada, pensaron que podía tener Streptococo y le hicieron un frotis. Yo insistí en que tenía algo más, que quizás una neumonía...
Me miraron raro, me preguntaron si las tenía frecuentemente, jamás, en casa ninguno había tenido neumonía. Pero puse cara de "aquí no me voy sin un diagnóstico" y accedieron a hacer una placa.
Tardaron 45 minutos en darnos el resultado. Cuando nos llamaron empezaron e entrar enfermeras al box con todo tipo de máquinas. Mi cara debía se ser un poema. La doctora me dijo que tenía una neumonía y no pequeña.
Lo más importante era la saturación y controlar que con antipiréticos de uso doméstico la fiebre bajaba hasta rondar los 38ºC.
Después de un rato nos dejaron irnos, la neumonía estaba encapsulada, no había derrame y saturaba bien. Tenía dos neumonías superpuestas una como de neumococo y otra atípica, así que le chutaron Augmentine y claritromicina a tope, además de los antipiréticos.
Nos mandaron volver el martes, por urgencias.
Y mientras mi niña que lo único que quería era bailar en la fiesta de fin de curso del miércoles...
El martes la revisaron y muy seriamente la doctora le dijo que el más mínimo esfuerzo podría producir un derrame y que entonces el ingreso sería inevitable, que ella vería si un baile de 5 minutos le compensaba una semana mínimo de hospitalización...
No bailó.
De urgencias ya nos derivaron al pediatra de cabecera, fuimos el jueves,  y el lunes, y el viernes. Al final 15 días de antibióticos y revisión con placa hacia el 20 de julio para ver si está limpio ya el pulmón.
El primer martes, después de la revisión empezó a decir que le picaba la cabeza...
No os he contado, pero mi primera incursión en el mundo del piojo fue el 27 de Julio de 2012, justo un día antes de cumplir 40. Hasta ese día nunca había visto un piojo, jamás. Ese día los vi en la cabeza de mi garbanzo, en la de mi Hada ¡y en la mía!, cumplí 40 siendo piojosa por primera vez en mi vida...
Pues eso, que si con la neumonía no era suficiente, encima piojos. Ya hemos hecho los los dos tratamientos (separados por una semana) y uno extra "por si acaso".
No lo soporto chicas, creo que los piojos son, de las cosas comunes, lo que más me saca de mis casillas. De hecho yo creo que los laboratorios sueltan piojos por los colegios, y he desarrollado la teoría de que son grandes nadadores, porque os juro que estoy convencida de que mis hijos los cogen en la piscina.
En fin, que ya estamos de veraneo (que no de vacaciones).
De las notas de mis duendes no digo nada porque me vengo arriba y no soy capaz de dejar de pavonearme.