Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

jueves, 27 de junio de 2013

Noche de San Juan: un chapuzón y un deseo

Pido perdón antes de nada si a alguien molesto con mi historia, no es mi intención.
San Juan, San Juan...
En 1999 pasé el mes de mayo y parte del mes de junio en Puerto Rico, cerca del viejo San Juan en el barrio de Condado. Trabajaba allí, estaba alojada en un hotel tan bonito como (entonces) poco organizado,el Condado Plaza.
Tengo que decir, antes de empezar, que el trabajo de auditor es ingrato, digan lo que digan eso de que alguien de fuera venga a revisar tu trabajo intentando poner puntos en las íes no te hace precisamente simpático. Pues esa era mi labor, y tuve la suerte de encontrarme con gente poco colaboradora que me hizo sudar tinta.
Pero la visita fue torcida desde el mismo día de la llegada (al menos en este viaje no perdí el equipaje como en el anterior). Al llegar al hotel, todos mis compañeros tenían habitación reservada menos
yo y no había forma de hacerles entender que la reserva era única y que todos nosotros éramos un pack. Como única solución me asignaron una habitación en una planta de fumadores. Jamás he fumado y el olor del tabaco impregnado en las moquetas y cortinajes que repatea.
Quedamos en que al día siguiente, en cuanto quedase una habitación vacía cambiarían mis cosas. Me trajeron un "burro" de esos con ruedas que usan en los hoteles para transportar el equipaje y me dijeron que al salir por la mañana después de desayunar dejase en el "burro" la maleta con la ropa que
no quería que se arrugase colgada de la percha.
Cuando llegué al hotel a las 9 de la noche el burro con toda mi ropa estaba en mitad del vestíbulo.
Una vez superada la sorpresa me acerqué al mostrador a preguntar, qué hacían todas mis pertenencias allí. "Claro señora, porque usted hará ahora el check out para irse" (!!!!!????), ¿Irme, a dónde?.
La cara de aquel empleado debía ser parecida a la mía, "perdón señora, no la comprendo", que no me voy a ninguna parte, que llegué ayer...
"Pues debe haber un malentendido porque usted no tiene reserva y no quedan habitaciones libres, lo siento".
La sorpresa pasó a ser estupor y, muy al estilo español, empezamos el equipo entero a armar bronca hasta que apareció el gerente del hotel.
Viendo que no llegábamos a acuerdo alguno, le pedimos una guía telefónica y un teléfono y llamamos a un hotel cercano, para esa noche no había posibilidad de cambio para el equipo al completo pero para la siguiente sí.
El Gerente del Condado Plaza le vió las orejas al lobo, iba a perder a un grupo de nueve personas con reserva para mes y medio y la solución apareció como por arte de magia.
En realidad había "una" habitación, sólo que era en un piso alto, con vistas al océano y una terraza grande, una habitación más cara. Esa fue para mí.
Por las noches, después del trabajo solíamos sentarnos a mirar el mar desde mi terraza.
La visita fue un auténtico calvario a nivel laboral, con zancadillas contínuas, el caso es que la finalización estaba prevista para el 24 de junio y nos contaron la tradición de la noche de San Juan. Allí la gente baja a cenar a la playa el día 23 y justo a las 12 de la noche echan flores al mar y entran corriendo al agua, se sumergen hacia atrás tres veces y piden un deseo.
A las 12 menos cinco bajé de mi habitación, me mezclé entre la gente que estaba en la playa y corrí a la vez que ellos a pedir mi deseo: "no volver nunca más en mi vida a Puerto Rico".
Aún no he vuelto y sinceramente creo que mi deseo fue un poco exagerado y así lo he puesto de manifiesto en otras ocasiones...

martes, 25 de junio de 2013

Las historias de mamá

En algún momento de mi vida fui "reivindicativa", que es la forma educada de decir que no dejaba de tocar las narices a todos y por todo.
Me cuestionaba cada afirmación (o negación), cada situación, cada decisión, era realmente cansado pero me hacía sentir que hacía todo lo que estaba en mi mano para que las cosas marchasen según yo pensaba que debían ir.
Ahora ya no soy así, es muy cansado y realmente a mí no me dio buenos resultados, pero me acuerdo de esa época con cariño.
Mis hijos no son tan reivindicativos como yo (cosa que como madre resulta muy de agradecer), si acaso mi Hada, pero es que es chica y ya se sabe...
El caso es que ellos tienen una vida cómoda y fácil y dan por sentado muchas cosas que no siempre han sido así.
Dentro de las lecturas recomendadas para este verano por el colegio, para el curso de mi Hada incluyen "Mis cuentos Africanos" de Nelson Mandela. Lo he comprado.
El sábado pasado, aprovechando que íbamos las dos solas en el coche le pregunté si sabía quién era el señor Mandela, y ni idea claro. Nelson Mandela ¡qué no ha significado Nelson Mandela para la organización actual del mundo!
Le expliqué en palabras que ella pudiera entender lo que era el apartheid, ¡los ojos chiribitas le hacían! ¿cómo que los blancos y los negros no podían estar juntos?, en su colegio hay multitud de nacionalidades, razas y colores, y por si la variedad natural no fuera suficiente, los mayores se
tiñen el pelo de verde, rosa o azul sin más.
Pues no hija, hasta el año 1994 había un país en el mundo en que eso era así. Blancos y negros no iban a los mismos médicos, no se sentaban a comer juntos en los mismos restaurantes y no podían relacionarse.
Le expliqué que Nelson Mandela había pasado muchos años en la cárcel por defender algo tan simple como que unos y otros somos lo mismo, personas y que ahora ya, blancos y negros tienen en Sudáfrica (al menos sobre el papel) los mismos derechos.
Pasado el tema del color de la piel y al hilo de otro de los libros recomendados ("Ellas hicieron historia") pasé al tema de los derechos de las mujeres. Creo que eso ya fue más de lo que ella podría haber imaginado nunca, ¿que las mujeres no podían abrir una cuenta corriente?, ¿que no podían votar? ¿que no podían viajar sólas?. ¡Pero mamá de eso debe hacer millones de años!, pobre hija mía, no mi amor, pregunta sin más a las abuelas y que te cuenten...
Ahí se quedó la cosa, no insistí, pero ayer, con mis tres duendes en el coche mi Hada le dijo a mi Sol, "anda, dile a mamá que te cuente esa historia del país en el que los negros y los blancos no podían estar juntos..."
Creo que en una temporadita no insistiré en mítines con ella.

jueves, 20 de junio de 2013

La necesidad no entiende de vacaciones

Espero, confío y quiero mantener la fe en eso que he escuchado estos días, que parece que empezamos a remontar la crisis, lo malo es que el valle del que tenemos que salir es tan profundo como en Himalaya pero hacia abajo.
La necesidad se ve en cada rincón, en el montón de gente que se ha quedado en la calle, tanto respecto al trabajo como literalmente, en la gente que rebusca en los cubos de basura, hacía 30 años que no veía que eso ocurriera.
No se puede hacer oídos sordos, no se puede mirar a otro lado, más que nada porque mires donde mires el panorama es parecido.
La parroquia sigue actuando en muchas ocasiones de tablón de anuncios, así fue hace dos fines de semana cuando el cura, al finalizar la misa a la que voy con mi Hada, nos dijo que a la salida había unas hojas con los alimentos que la parroquia necesita...
Es una lista cerrada de productos básicos, porque hay que ayudar a las familias del barrio y en invierno todo está más controlado, hay gente que colabora continua o puntualmente y con eso se cubren las necesidades, pero el verano es duro, la gente va y viene y "se olvida" de que el hambre no
conoce de estaciones.
El martes, mi hada y yo cogimos el carrito de la compra y, lista en mano, nos pusimos a la tarea. El súper está pegado a la parroquia así que el traslado fue corto. Hablando con el cura, que almacena y distribuye esa ayuda me cuenta que hay 30 familias en el barrio que precisan de ayuda básica, ¡¡madre mía 30, pero si mi barrio no es tan grande!!.
Vivo en un barrio obrero, progre y rojo en los setenta que es cuando se construyó, muy parecido al que se refleja en la serie "Cuéntame". Es un barrio de clase media, media-baja, un barrio en el que tradicionalmente no sobra, pero no falta y pensar que 30 familias no tienen qué comer me parece increíble.
¿Qué es lo que hemos hecho, qué es lo que estamos haciendo?, se me cae la cara de vergüenza sólo de pensarlo. Esto no funciona...

miércoles, 19 de junio de 2013

Tarta de queso entre Sol y Nubes

Resulta que he descubierto una nueva actividad para completar mi agenda: "correveidile", ¡y se me da bien, mira por donde!.
Esto del mundo bloggeril es lo que tiene, te haces a no imprimir las recetas y las buscas una y otra vez en el blog donde las encontraste la primera ves. Pero ¿qué pasa?, que llega mi Solete y se carga su sol, sus nubes, sus lecheras, sus recetas y sus reflexiones, y claro, mi pobre Sara (Maretas) no puede vivir sin la tarta de queso que Sol publicó, y ¿qué hace?, pues nada, me pide que me ponga en contacto a ver si la consigo.
Y como mi Sol es tan maja, pues me la manda, ¿y qué hago yo (además de mandársela a Sara)?, pues adueñármela y publicarla en mi blog, para que todos podamos disfrutarla y engordarnos.
Ahí va, tal como Sol me la manda, dulce, dulce como ella.

Tarta de queso de mi amiga Juana
Ingredientes:
1/2 kilo de nata
1/2 kilo queso Philadelphia o similar
7 huevos
300 gr. de azúcar
100 gr. de maizena
1 sobre levadura Royal
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Se mezclan todos los ingredientes hasta que quede una crema sin grumos y algo espesa, se introduce en el horno con la opción de aire o ventilador a 180º de temperatura unos 45 mn. Se saca cuando tiene un bonito color dorado y ya no se mueve la mezcla, si se fuera a tostar mucho por arriba, poner papel de aluminio para evitarlo mientras termina de hacerse por dentro, pero casi nunca es necesario.
 
Nota: Se pueden reducir en proporción todos los ingredientes.
 
 

jueves, 13 de junio de 2013

Y llega ese día...

... en que los duendes pronuncian las cinco palabras mágicas: "mami, vamos a la piscina...".
Tragas saliva despacito y dices, "pero chicos, que no ha hecho calor, que el agua debe estar helada".
Pero no hay forma... "vengaaaaaaa mami, porfaaaaaa...."
Es un hecho, la temporada de piscina al fin ha llegado.
Sacas los bañadores de los duendes, los manguitos que ya nadie quiere, las gafas de nadar todas rayadas de dejarlas en cualquier parte y en un abrir y cerrar de ojos los tienes con la toalla al hombro esperándote.
¡Y entonces, zas, la realidad de nuevo!
Te quitas la ropa de oficina, que parece que contiene las chichas en su sitio
Buscas el bikini más pudoroso que tengas, el modelo con "refuerzo interior", te embutes en él cruzando los dedos y ahí está, esa celulitis blancucha adornando tus caderas, la barriga desbordada colgando por encima de la braguita, que no sabes por qué el año pasado te parecía tan favorecedora. Miras para arriba y te animas un poco, tu escasa delantera sigue en su sitio.
Y te tapas claro.
Buscas el modelo de vestido de piscina que te llega hasta los pies y poco a poco vas recuperando la confianza en que nadie llame a Greenpeace pensando que hay una ballena en tu piscina.
Y ellos se bañan, y tú atenta a que no les pase nada, pensado que nadar con el vestido largo va a ser difícil.
Por suerte, tal como habías pronosticado el agua está helada y el baño, entre salidas y saltos no dura más de veinte minutos.
Salen, se parapetan en sus toallas y ale, para casa al baño calentito.
¡Primer día de piscina superado!

jueves, 6 de junio de 2013

Un oasis en mitad del desierto

Es jueves, ¡y acabo de llegar del teatro!. ¿os lo podéis creer?, yo casi no.
Pues eso, que es jueves y acabo de llegar del teatro. Vengo de reirme un rato con Arévalo y Bertín Osborne en el teatro Amaya.
Me regalaron las entradas y he ido con María, mi amiga del colegio, ¡parecía que estabamos haciendo pellas!.
La representación no es en sí una obra de teatro, a ratos es un diálogo, a ratos un monólogo, bastantes ratos de canción y muchas, muchísimas  risas.
Me hace falta reir más.
Vuelvo a estar cansada, será "el final de curso" al que las señoritas culpan de lo rebeldes que están los niños.
Hoy he ido a la visita de la oncóloga con los resultados de todos los especialistas, a saber, otorrino, cardiólogo, endocrino y nefrólogo. Todo está en orden, volveremos a verla a finales de octubre, entonces nos dará los volantes para las analíticas que hay que hacer a mediados de Noviembre, espero no verla hasta entonces, a pesar de todo el cariño que le tengo y de mi eterno agradecimiento.
Pero he ido al teatro, ¡estaba lleno!, entre el público hoy había gente del colorín, Enrique Ponce, Luis Alfonso de Borbón con su mujer Margarita Vargas (que alguien me explique que le han hecho a esa chica para que se quede así de flaca) y algún que otro torero más.
Da igual, el espectáculo estaba en el escenario, no en el patio de butacas.
Me encanta Bertín Osborne, qué planta tiene el tío, qué voz tan preciosa y que "de andar por casa" parece.
En fin, que es jueves y vengo del teatro, un oasis en mitad del desierto de la semana.