Después del puente de diciembre (que da para otra entrada) tocaba mi revisión anual de ginecología. Es fantástico cumplir años, a la revisión normal se suma la posible osteoporosis.
Pues vale. Voy. Revisión médica, ecografía abdominal y vaginal, densitometría y, por supuesto, mamografía. Aparentemente todo bien. Siempre me llaman por la tarde cuando la radióloga estudia en detalle la mamografía y así lo hizo. Me dijo que si podía volver para hacer una eco mamaria.No me resultó raro, ya lo había hecho alguna otra vez, pero al llegar, me puso en imagen mi mama izquierda, con una ampliación como de 4 balones de baloncesto y me enseñó una zona con un leve moteado blanco. Me dijo que eran calcificaciones, que el año pasado había 3 y que este año, en un espacio pequeño se concentraban al menos 8. Por protocolo hay que biopsiar.
Si os digo la verdad, no me gustó, obviamente, pero por otro lado, supuse que entraba dentro de las estadísticas normales y me tocaba a mí y no a ninguno de mis hijos. Si hubiera podido hacer la biopsia en ese momento hubiera sido genial, pero no, hubo que esperar unos días a tener el quirófano y el médico.
De verdad que estaba bastante tranquila, el médico me dijo que en el 80% de los casos eran sólo calcificaciones y que en caso de no ser eso, el tratamiento era muy efectivo. Ya, claro...
La prueba fue dolorosa, y os prometo que no soy queica
, además, no comenté nada ni a mis padres ni a mis hijos ni a nadie, así que hice vida normal, buscando ratitos para ponerme hielo y evitar hematomas.
La espera de resultados se me hizo muy larga y eso que fueron 7 días hábiles. La mañana de Nochebuena el médico me llamó para decirme que todo estaba bien y que, efectivamente, sólo son calcificaciones. Hay que repetir mamografía en 6 meses.
Susto pasado, teta agujereada levemente y sensación de que necesito calma.