Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

lunes, 9 de marzo de 2015

Esquí en famila

Tocaba.
Después de haber tenido que anular nuestro viaje previsto para el 19 de diciembre, por falta de nieve, teníamos ganas.
Ganas de escaparnos, de estar solos y juntos, sin horarios (casi) y sin responsabilidades.
Lo planeamos para el último fin de semana de Febrero. Mi contrario recogió a los niños en el cole a las 2:30, así, cuando yo llegué de la oficina, cogimos el coche, la merienda y salimos disparados.
El viaje es largo y la última parte hasta Candanchú, de noche y con tanta nieve, se hace despacito, eso sí, la carretera estaba limpia, gran trabajo de mantenimiento de las quitanieves.
Llegamos de noche y cansados, así que deshicimos la maleta e hicimos picnic en la habitación con lo que llevábamos de casa.
Nos fuimos a dormir pronto que el primer día era el más complicado.
A pesar de lo previsora que es mamá hay cosas que, sí o sí, hay que hacer allí. A las 8 del sábado arriba. Desayunamos y fuimos derechitos a alquilar los equipos, botas, esquíes y bastones, los cascos los llevábamos de casa, prestados, claro, que lo malo no es comprarlos, sino tener que guardarlos tooooodo el año para usarlos cuatro días.
Recogimos los forfaits en el mismo hotel (dejadme que eso os lo cuente en la siguiente entrada) y subimos a las pistas.
Mamá ya había previsto el profesor para los tres duendes, igual que el año pasado, en horario de 10 a 1 para que cojan la técnica que yo no tengo.
Mi contrario me acompañó en mis primeras bajadas en pistas de debutantes y luego se fue a esquiar, lo que yo hago es sólo deslizarme con cierta gracia sin casi caerme.
Este año aprovechamos mucho más la estación. El sábado llovió bastante y volvimos mojados al hotel. Ese mal tiempo desanimó al personal a subir el domingo, ¡qué lujo!, domingo, lunes y martes, la estación entera para nosotros, lo que dan de sí las horas para subir y bajar sin gente.
Me animé a hacer la pista de Tortielles, en telesilla, es más larga, casi todo el recorrido es azul y hay bastantes partes de camino tendido. Para los más animosos hay cortes de pista roja por medio, yo los obvié, ya os conté el año pasado que estoy en poca disposición de hacerme daño.
¡Qué maravilla de días!, madrugar, disfrutar el esquí de mañana, comer en las pistas y por las tarde plan separado. Garbanzo y yo nos hacíamos un par de bajadas a la "rompeculos" y nos íbamos al hotel. Mi contrario, que sí sabe esquiar, se quedaba con mi Hada y mi Sol hasta casi cerrar las pistas, luego ya bajaban al hotel, ducha calentita, galletas para merendar y a aperrear toda la tarde jugando al Uno, al Cluedo o estudiando según tocase.
Hemos estado tan a gusto que no hemos salido del hotel ni a cenar, un día raclette, otro día fondue, otro pizza, tan ricamente.
El martes según los niños terminaron las clases nos fuimos a cambiar y salimos para casa. No paramos ni a comer, en la primera gasolinera que encontramos en Canfranc paramos a por sándwiches. El viaje de vuelta muy bien, aunque ver el nivel del Ebro a su paso por Zaragoza asustaba.
Llegamos como a las 8 a casa, baños, cenas, lavadoras y el miércoles cada mochuelo a su olivo, cansados pero contentos.
Los niños dicen que tenemos que repetir, yo también lo creo, lo hemos pasado fenomenal.
Me encantan los planes en familia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidad en estado puro, me encanta!