Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

A destiempo

¿Os acordáis cuando salíais de casa vestidas de una manera y en el mismo ascensor os cambiabais el pantalón por la falda esa que vuestra madre no quería ni ver?
¿Y cuando os pintabais la raya del ojo bien negra mirándoos en el retrovisor de un coche o en las ventanillas?
¿Y cuándo llamabais (desde una cabina, por supuesto) para avisar "de que habíais perdido el autobús y llegabais tarde?
¿Y cuándo decíais que ibais a un sitio y terminabais en ese otro que, sólo mencionarlo, sacaba lo peor en casa?
Aún más, ¿y cuando no avisabais, llegabais tarde y os castigaban sin salir el fin de semana siguiente?.
Y qué decir de eso de beber o del olor a tabaco, uf. Yo creo que los padres tienen (ahora se que lo desarrollamos) una habilidad especial para detectar ciertos olores.
¿Os acordáis de todo eso?
Yo no, no me acuerdo y no me acuerdo porque jamás lo he hecho.
Reíros, porque no es para menos, jamás, jamás llegué tarde, para una vez que ciertamente perdí el autobús y llegué en el siguiente un cuarto de hora más tarde, la bronca fue tal que prefiero no acordarme.
No, no os penséis que mis padres eran (son) especialmente estrictos, no, no lo son, de hecho las indicaciones eran exactamente las mismas para mi hermano y él jamás les hizo ni caso.
No se a qué viene ahora todo esto, no estoy segura.
Creo que es porque pienso que, el no haberme salido nunca de la norma, me ha incapacitado para improvisar, tomar decisiones sobre la marcha, inventar excusas, en definitiva sobrevivir.
Cuando algo se sale de la cuadrícula me cuesta la misma vida, primero, entenderlo, segundo asumirlo y tercero solventarlo, y eso no es bueno.
Creo que no he aprendido a vivir en la provisionalidad y lo peor es que ya me siento incapaz de aprenderlo ahora.
Y encima tengo que simular que soy capaz, porque no quiero que mis hijos sean como yo. Intento no torturarme, el ejemplo de mi hermano me ayuda mucho, él hizo siempre lo que le dio la gana, de hecho lo sigue haciendo. Yo no, siempre hago lo que se espera de mi. ¿Significa eso que mis padres me consideran mejor hija que a mi hermano?, por supuesto que no, y eso no es un reproche, es una aseveración y es que la frase lapidaria que yo tengo grabada a fuego no puede ser más dañina. Al menos hasta ahora he conseguido cumplir la promesa que me hice de jamás decírsela a mis hijos. Eso de "uno no hace lo que quiere sino lo que debe" que tan a fuego tengo yo grabado jamás saldrá de mi boca.
Prometo que la entrada de nuestra fiesta de Halloween será más divertida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

uf!! yo he sido y sigue siendo como tú en ese aspecto. Nunca llegué tarde, ni fumé, si probé el alcohol pero no me gustaba el sabor, así que nunca llegué ni "chispita" a casa. Siempre hice lo que se esperaba de mí y ahora, a mis casi 39 años eso me pesa como una losa porque sigo haciendo lo que se espera de mí y no lo que realmente yo querría hacer o me haría feliz y también intento transmitirle a mi hijo que hay que hacer lo que uno sienta para sentirse feliz sin dañar a nadie.

Ayer mismo me preguntó que me gustaría a mi que él estudiara o hiciera de mayor (tiene 9 años), y sólo pude decirle que algo que le gustará de verdad y lo disfrutará, no algo que su padre y yo nos guste sino a él porque yo hubiera sido historiadora o arqueologa pero mi padre, con 14 años no me dió opción, no me dejó ir a Bachillerato y me mandó a hacer un FP de administrativa y si, acabe yendo a la universidad y estudié Empresariales porque fui incapaz de luchar, no sabía y fue como he hecho esto y yo si quiero ir a la universidad y ahora trabajo en una empresa llevando la contabilidad, he hecho un curso de la carrera de Historia a través de la UNED y sigo soñando con lo que disfrutaría enseñando Historia y no aquí delante del ordenador.

Aiss

Estefanía dijo...

Creo que me identifico con vosotras dos, yo siempre he hecho lo que se esperaba de mí. Y sí, me arrepiento de no haber hecho lo que yo quería, porque en el fondo me ha importado que los demás fuesen felices que, que lo fuese yo. No considero que haya sido infeliz, pero anhelo no haber corrido el riesgo a veces. Y bueno, a veces es divertido improvisar y saltarse la normas, pero llego tarde a ello. Y no sé , si a mis hijos los educaré así o asó, pero lo que sí sé, es que no esperaré nada en particular de ellos y les dejaré libres para estudiar fuera aunque me duela cada día el no tenerlos cerca.

Sara M. dijo...

Pues por aquí una "oveja descarriada"... Qué va, yo no era mala, pero salía, discutía con mi madre por la hora (aunque luego llegaba puntual), fumaba, bebía, pero no hacía tonterías. Jamás probé ninguna droga, y creo que ese miedo he conseguido transmitírselo a mis hijos, pero a cambio si decía que iba a dormir a casa de una amiga, y no era eso precisamente lo que hacíamos. Ahora mis hijos están en plena adolescencia (la niña ya casi saliendo), y cuando intentan colarme alguna, creo que ya me las sé todas. Aunque alguna evidentemente cae, y con los teléfonos, las diferencias que hay, son brutales.