¡Qué absurdo: comenzar de nuevo algo que ni siquiera se ha acabado!
Se acabó el 2013, pero los chinos aún siguen en el mismo año..., nada se ha acabado, sólo las fiestas familiares, lamentablemente.
Empecé mis vacaciones el sábado 21 de Diciembre y las empecé con mucho trajín, mis duendes mayores actuaban en la función de navidad de su colegio en doble turno, por la mañana y por la tarde.
El domingo fue mucho más tranquilo, aprovechamos para ir a Decathlon a comprar algunas cosas que nos faltaban para la aventura del esquí.
Adoro la Navidad, adoro estar en casa, hacer cosas con mis duendes, planificar comidas y merendolas, el frío, todo. Este año además la familia de mi contrario había planeado unos días de esquí.
Tengo que contaros que, por razones familiares, su familia solía pasar los fines de año en Verbier, Suiza, un sitio que yo conocí hace 22 años y al que fui de manera continua hasta el año 2002. Ese año murió la abuela de mi marido. Ese año había empezado yo mis tratamientos de fertilidad y a mi suegro le habían diagnosticado el cáncer que se lo llevó año y medio después.
Pues eso, que la primera vez que yo me puse unos esquíes fue con 20 años y más o menos, con los años, conseguí mantenerle en vertical y bajar con cierta gracia incluso pistas rojas.
Pero de eso hace mucho tiempo, ya no tengo la edad de entonces y mis responsabilidades familiares me pesan mucho.
Fuimos a Candanchú y tengo que decir que me sorprendió muy gratamente. Para los que tenéis niños es ideal, está muy organizado, tiene muchas pistas verdes y azules relativamente fáciles para que ellos den sus primeras clases y los papás los sigamos de cerca cómodamente.
Nos fuimos el día de Navidad, después de cenar el 24 en mi casa. Lo pasamos estupendamente a pesar de que el tiempo no acompañó, nevó a saco, había ventisca, frio, ni un rayito de sol, pero yo había cogido clases para ellos de 3 horas diarias y las aprovecharon a tope, qué facilidad tienen los niños para aprender.
Por las tardes mi garbanzo se declaraba en huelga y volvíamos al hotel, pero mi Hada y mi Sol seguían hasta que cerraban los remontes con su papá. Yo les acompañé alguna tarde.
Volvimos el domingo 29 por la noche, cansadísimos pero muy contentos, deseando repetir.
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