Hola

Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Misceláneo

Echo de menos el mar, estoy profundamente enamorada de Cádiz, mi contrario lo sabe y no está celoso.
Hace fresco por la mañana, empiezo con el dolor de garganta, que fastidio.
Me he cambiado el color de pelo. En realidad lo cambié justo antes de irme a la playa pero quería ver el resultado con el sol y el mar antes de cantar victoria.
Canto victoria con mi nuevo color, es lo más parecido a mi color original que he conseguido, quizás ligeramente más claro, pero muy ligeramente.
Al fin he conseguido que no tire a naranja.
El que no tire a naranja tiene truco, un champú morado para pelo blanco. Y todo eso gracias a un "estilista" que me cautivó cuando el 26 de Diciembre pasado me cortó las puntas.
Está muy solicitado y yo tengo poco tiempo.
He engordado.
He retapizado mis sillas de salón.
He vuelto al endocrino, al de siempre, una vez por semana.
La dieta estricta no me aburre, me he desinflado un poco. Poco.
Empiezo a pensar en Navidad.
Quiero dormir.
Sigo enamorada de mis hijos.
A mi Hada ya le quitan los brackets. ¡Aleluya!.
Mi vida profesional sigue siendo una mierda.
Necesito un zumo de naranja, ya.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Olimpicamente...

Lo prometido es deuda.
No se si recordáis que aquí os contaba un montón de chorradas. Entre ellas os decía que el abuelo de mi contrario había trabajado muchos años en Suiza, la razón no era otra que el Olimpismo, así, con mayúsculas. Fue miembro del Comité Olímpico Internacional hasta su muerte.
En realidad mi familia política ha estado relacionada con el olimpismo de diferentes maneras, sin duda, la más valerosa la de mi suegro, que participó en las olimpiadas de México 68 en atletismo. De hecho fue en esa olimpiada cuando mis suegros se conocieron, pero no voy a contar batallitas.
El caso es que mi contrario ha ido a un montón de olimpiadas, recuerdo que cuando nos ennoviamos pasamos el verano sin vernos porque él fue voluntario en Barcelona 92.
Pues eso, gracias al trabajo del abuelo, la familia contaba con acreditaciones para acudir a las competiciones, ojo, sólo acreditación de acceso, no gastos pagados.
En el año 2000, mis suegros organizaron todo para que pudiéramos ir así que allí nos plantamos, en Sidney el día antes de que empezasen los juegos, el 15 de Septiembre.
Nos alojamos en el hotel Regent, que era el hotel de las autoridades, no de los atletas, allí compartíamos desayuno y ascensor con los reyes de España y Suecia, el príncipe Felipe, el entonces heredero de Holanda y el de Dinamarca, entre otros.
Pues eso.
Que gracias a esta acreditación que os enseño teníamos acceso prácticamente ilimitado. Me pareció la experiencia de mi vida, allí vimos a España ganar la plata de Waterpolo, sufriendo codo con codo con Don Felipe, allí vimos a la infanta Cristina tener que salir de la grada atacada por los nervios en el partido de balonmano de Urdagarín, allí disfrutamos de las competiciones de vela a bordo de los barcos del Comité Olímpico.
Nunca más volveré a tener la oportunidad de vivir unas olimpiadas de esa manera, nunca.
Por cierto, un chisme, compartí ascensor con Elle Macpherson y os juro que era un palo de escoba, larga, larga y que no llamaba en absoluto la atención.
Ahí queda.