Ignorante, ingenua que es una.
Mi pequeño garbancito está más que mimoso, pesado y pegajoso, anda ronco, con un diente a medio salir y otro que le va a asomar en nada. Me ve en casa, pegada a su hermano y por pequeño que es, algo nota.
No quiere separarse de mí, si voy al cuarto de baño me persigue, a veces gateando y otras haciendo equilibrios y se queda parado llorando detras de la puerta cerrada y me llama "maaaaama, maaaama". Pensé que era amor, que no quería separarse de mí, así que hoy le he abierto la puerta...
Viene a mí y me echa los brazos, me mira con ojitos de pasión y reclama que le alce. Yo pensé que con un beso y mis abrazos le bastaría.
Pero tan pronto como le he cogido se ha puesto de pie sobre mis piernas y ha empezado a trepar hacia detrás de mi cabeza.
¡El muy... lo que quería era apretar en botón de la cisterna! y yo que pensé que no podía vivir sin mí. ¡Hombres!
2 comentarios:
:-D ¡qué bueno!
ja ja ja!!! qué lindo!!! Reconozco que no me lo esperaba
Publicar un comentario