Los días desde la vuelta de vacaciones han pasado volando, eso no quiere decir que por momentos no me haya tirado de los pelos pensando cómo controlar y entretener a tres fieras, pero todo llega y todo pasa...
El día de mi aniversario de boda nos fuimos a comer por ahí, y, como soy una blanda, lo reconozco, mis fieras mayores me convencieron para ir a los caballitos. Me puse a pensar dónde encontrar unos caballitos que funcionasen un jueves a las 4 de la tarde y, bueno, me fui a la Vaguada, que es el sitio de las mil soluciones.
Una vez allí vimos que habían instalado un trenecito en la planta alta, uf, ay, horror, fue verlo y lanzarse a él. Pero el bendito tren no funcionaba hasta las 5, eso sí, previa compra de 30 Eurazos en cualquier tienda del centro.
A ver tú cómo les explicas a dos fieras adheridas literalmente al bendito tren, que no funcionaba. Lo que pudieron llorar.
Así que les prometí que iríamos otro día y como lo que se promete se cumple, fuimos el sábado a hacer la compra y nos pasamos la tarde montando en el trenecito en cuestión.
Misión cumplida, porque por fin es día 15 y mi bruja ha empezado hoy el cole, mi rubio amor no empieza hasta el miercoles.
Colorín colorado, las vacaciones se han terminado.
1 comentario:
Ya sé que a ti te pilla al lado de casa y vas con mucha frecuencia pero yo sólo voy cuando quedo con unas amigas muy especiales que tengo... Chicas, ahora veo fotos de la Vaguada y las miro con un cariño... ¡Ay que ver, cómo cambian los sitios según las personas que los habitan!
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