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Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.

viernes, 21 de enero de 2022

Navidad y nochevieja 2021, Reyes 2022 y mesas de fiesta

 Me encanta hacer estas entradas. No lo he repasado pero creo que no me he saltado ningún año, ni siquiera en los peores.

Me chifla una mesa bonita y eso que tengo que deciros que no tengo un arte especial para poner la mesa, pero pongo todo mi cariño y esmero.

Nochebuena la celebramos con mis padres, como siempre. Saqué un mantel que compré en Vietnam cuando estaba embarazada de mi garbanzo pequeño, más de catorce años. Es blanco con bordados de árboles de navidad. Para darle un poco de color elegí la vajilla roja de La Cartuja y bajoplatos dorados. El menú, tradicional, lombarda con pasas y piñones, pularda rellena con frutas dulces, compota de Navidad y entremeses variados.

En nochevieja siempre viene la otra abuela de mis hijos y este año estaba especialmente emocionada porque también se habían apuntado mi cuñada y mis sobrinos (¡me encanta el mogollón!), pues nada, uno de ellos se puso malo y aislaron a la que quedaba sana con la abuela, así que, al equipo tradicional se unió ella. Lo pasamos estupendo. La mesa era especial. El mantel es blanco con mucho estampado en plateado. Los bajoplatos eran plateados y elegí vajilla blanca. La idea era rescatar unos platos desparejados que tengo que eran del abuelo de mi contrario de una maravillosa porcelana francesa. El fallo, que sólo tengo 8 llanos, 6 hondos y 4 de postre, así que los puse salteados. Quedó muy bonita, algo... nordica?, quizás. De menú, pues el que los duendes siempre piden, sopa de cebolla, patatas a la importancia, entremeses y tonco de Navidad de naranja amarga que es el que me gusta a mí.

La celebración del roscón de Reyes con chocolate también fue más tranquila que otros años, con el aforo reducido. Puse mi mantel rojo con otro de papá Noel cruzado encima y los servicios salteados en blanco y rojo.

Y chin pón. Las fiestas pasaron más rápido de lo que me hubiera gustado, así que para consolarme he empezado a preparar las del año que viene, pero eso os lo cuento en la siguiente entrada.




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