Ya desde mucho antes de conseguir mi deseo de ser madre, sospechaba yo que ir por la calle de sus manos chiquititas debía se algo inigualable.
Realmente lo es.
Estos días de vacaciones, de playas, de paseos, de caballitos, de helados..., estos días he ido de sus manos a todos lados, por turnos, no podemos olvidar que sólo tengo dos manos para tres duendes.
Uno de esos días, de manera inconsciente apreté demasiado su mano, como si ya sin pensar quisiera retenerle a mi lado para que nada me pueda alejar de él. Mi rubio amor me dijo: mami, me haces daño.
Y es que el subconsciente es más fuerte que mi yo racional.
1 comentario:
¡¡cuánto te entiendo!!! yo les aprieto fuerte fuerte y es un sentimiento ambiguo (placentero y de temor) por si algun dia no puedo agarrarlos tan fuerte....uffff los pelos de punta.
Publicar un comentario