No tengo remedio.
Ya os conté que me llaman “la precipitada”, mi Hada me dice
“mami prisas” y yo me veo corre que te corre todo el día, como gallina sin
cabeza y sin ser capaz de parar.
Tenía muchas ganas de salir de Madrid. Lo de quedarme la semana
Santa sola aquí con los niños, a pesar de que lo pasamos estupendamente, me
había dejado con las ganas de hacer algo distinto.
Para ser sincera os diré que mi primera idea era coger el
puente de San Isidro, que al ser fiesta sólo en Madrid capital y ser lectivo el
viernes, creí que saldría menos gente. Pero yo propongo y tooooooodos los demás
disponen.
Empezó el padre de las criaturas a decir que para él el día
15 era laborable como uno más, porque parte de su trabajo es fuera de Madrid
capital. A eso le añadimos el soberano enfado de mi Hada porque en su cole
aprovechan el día 16 para hacer la carrera contra el hambre y ella quiere
participar, así que empecé a desinflarme.
Yo pensaba en playa, Málaga por ejemplo, o Benidorm, que es
lo más fácil, sol y playa. El domingo 27 de Abril, acostada con mis duendes
como cada noche, mi Hada dijo que ella donde quería ir era a Granada…
Manos a la obra, esa misma noche, por internet no fui capaz
de encontrar alojamiento, pero el lunes por la mañana a primera hora y por
teléfono sí. Conseguí dos habitaciones (contiguas al menos, lo de comunidades
quedaba pendiente de disponibilidad) en un hotel céntrico. Una vez confirmada
la reserva me puse a buscar las entradas para la Alhambra.
¡¡¡¡¡Seré imbécil, pensaba yo que allí iban a estar las
entradas esperándome a mí!!!!!
Por ningún lado encontraba entradas, estaban todas vendidas
hasta mediados de Junio. Las busqué a través de agencia, con guía, pagando
hasta 50 euros por entrada y ni por esas. Llamé al Patronato de la Alhambra y
me comentaron que hay un mínimo de las entradas diarias (8.000) de un 10%, que necesariamente se vende en
taquilla para el mismo día y que madrugando se podían conseguir.
Los fuimos el jueves, por la mañana, a la misma hora que
todo el mundo y claro, nos chupamos dos horas de atasco.
Llegamos al hotel, nos refrescamos un poco y ale, a la
calle. Fuimos a la catedral, a la
capilla Real donde están enterrados los Reyes Católicos. A mí me pareció
emocionante pensar que estaba delante de los restos de aquellos que habían sido
tan grandes, pero mi Hada se moría de
miedo. Después, en autobús, subimos al mirador de San Nicolás en el Albaycín,
precioso y luego bajamos dando un paseo la mar de agradable.
Cenamos en una
terraza con una temperatura increíble.
Las toses de mi Hada me despertaron a las 5, pero a esa hora me parecía muy pronto para ir a la taquilla
de la Alhambra (luego me arrepentí profundamente). A las 6 ya estaba vestida y
cambié a mi Hada a la habitación de los chicos, efectivamente, las habitaciones
no eran comunicadas, volví a sentirme “apestada”.
Cuando llegué a la taquilla a las 6:15 ya tenía como 300
personas delante.
Me tiraba de los pelos pensando que había estado dejando
pasar el rato sin más.
El sistema es cruel, esperas allí, en mi caso sin poder
hacer turno con nadie porque iba sola. Hablando con unos y con otros y contando
y recontando las personas que tenía delante y pensando que como cada una
cogiera 3 entradas, no me llegaban. Por suerte, la mayoría esperaba con la idea
de coger su entrada y pasar, vamos, que no iban como yo a comprar entradas para
toda la familia. Un cuarto de hora antes de las 8, en que abren la taquilla, en
una pantalla se publican las entradas disponibles para la venta y los turnos:
no llegaban a 300 las del turno de mañana, alrededor de 250 para la tarde, 10
para el turno de noche y otras 300 sólo para Generalife y jardines. A esa hora
ya había más de 3000 personas haciendo cola.
Abrieron la taquilla y con un vigilante asistiendo al turno
íbamos pasando, que estrés, según las entradas se venden se van descontando de
la pantalla y ves como tus posibilidades se reducen. Pero la conseguí, cinco
entradas para turno de tarde de 2 a 8 con entrada a las 4 para ver los palacios
Nazaríes, casi lloro de la emoción.
Volví al hotel a desayunar y de ahí nos fuimos a la basílica
del Sacromonte, que nos encantó, bajamos paseando directos a comer prontito y a
las 2:30 entrábamos a la Alhambra. Maravillosa, qué listos eran estos moros
nuestros…
Salimos a las 8, reventados de caminar pero felices y nos
fuimos a la plaza a cenar.
Misión cumplida,
volvimos a casa el sábado, haciendo una parada intermedia que os contaré en el
siguiente post.
5 comentarios:
Me alegro de que disfrutárais. Despeñaperros en puente es fatal.
Tú sí que te lo curras Lou!!!. Mereció la pena por lo que leo, y lo bien que sientan esos cambios de aires!!!.
Un beso
Granada es una ciudad con alma, me alegro mucho de que disfrutárais!. Un abracico.
Por cierto,¿sabes algo de Blanca, de Una más del batallón?, no actualiza desde primeros de marzo, y eso es un poco raro en ella.
Blanca anda por los Madriles, con sus príncipes, esta fenomenal, le echo la bronca de tu parte por Facebook.
Besos
Lou
Todo lo contrario!!, le das un achuchón mu gordo, me alegro que que la normalidad reine en sus vidas, hasta el punto de dejar el blog, aunque se la eche de menos. Mil gracias guapa!!. :)
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