Explicaciones ¿necesarias?

Mi Sol está estupendo (bueno, ayer le dolía la tripa, pero está estupendo).
Aún tiene los strips que le cubren los puntos de la incisión en el cuello,
pero a él parece no importarle lo más mínimo hacer el bruto, de lo cual me
alegro. Pues eso, que parece que vamos normalizándonos y es en este punto
cuando yo vuelvo a cuestionarme qué es la normalidad en su caso.
Le ha apuntado, a él y a mis otros duendes, a un campamento de verano que
parece divertido, entre los papeles que hay que cumplimentar para la
inscripción está la hoja médica, esa en la que se ponen las alergias, los
asmas y los comentarios variados acerca de la salud de los alumnos.
¿Y yo qué pongo?, ¿nada?, en realidad mi hijo está en remisión, eso
significa que está “sano” en el momento actual, pero, ¿me callo, cuento sus
antecedentes, qué?. Bueno, pues pongo que tiene antecedentes de leucemia de
la que se encuentra recuperado.
Ay amiga, llega la reunión de padres y al final nos dicen que los que
hayamos puesto algo relevante en la ficha médica, nos quedemos. Vale, pues
me quedo. Empezamos a hablar, sí que es cierto que sin tremendismo alguno
del tema y me dicen que cuáles son los síntomas que deberían alarmarles en
el caso de mi Sol.
En realidad son los mismos que deberían alarmarles en cualquier caso, una
fiebre alta, repentina y sin foco aparente o un decaimiento general que le
impida moverse. Vale, ha quedado claro, eso sí, espero que si se parte la
cabeza, “incluso en su caso”, lo consideren alarmante…