Apestados, Capitulo 2: Esos hoteles…

Que los niños crecen es un hecho, crezcan en una familia de hijo único o numerosa, monoparental,  con dos mamás, dos papás o de las tradicionales. Hasta aquí todo en orden.

Llega el momento de planificar las vacaciones y pensamos en un hotel.

Hace cuatro veranos, en la primera libertad condicional de 3 semanas que nos dieron en el hospi, salimos disparados a Tenerife.

Vimos una oferta en un súper hotel de Guía de Isora, suite con dos habitaciones, salón y dos jardines privados, media pensión, con todas las comodidades y para 5 días (en junio)  por un precio más que razonable. También cuenta que las ganas de escapar eran más importantes que el gasto que ello suponía.

El verano siguiente repetimos, las condiciones ya eran otras, la estancia era para 10 días y en Agosto, como Garbancito era pequeño cogimos una suite con un dormitorio y salón en el que dormíamos los papás y los tres duendes a pierna suelta en una cama King size.

El año pasado la cosa se torció definitivamente, garbancito ya tenía más de 3 años, así que sí o sí necesitábamos dos habitaciones, vale, yo he decidido tener tres hijos, yo asumo las consecuencias, pero, ¿a que no sabéis qué?. El susodicho hotel no cuenta con habitaciones comunicadas si no son en Suite, como la que tuvimos el primer año, digamos que la diferencia entre coger dos habitaciones dobles y coger una suite de dos dormitorios es de un 30% más en el precio.

Intentas hacerles ver que eso perjudica a las familias, a todas, aunque a las numerosas en particular. Si una pareja va con dos niños y no quiere una habitación extra, se arreglan los cuatro con un sofá cama en una habitación doble, pero con tres hijos esa posibilidad ni te la ofrecen.

Intentan convencerte de que dos habitaciones contiguas no comunicadas es una buena solución, y quizás lo es para otros, pero a mí no me lo parece porque lo que no puedo hacer es dejar a los duendes en una habitación con un interfono y pasear por el pasillo a media noche si es necesario. Bueno, la solución es repartir niños y  papás dos a dos y el tercer duende en discordia que elija, pero qué queréis, le tengo cariño a mi contrario, me he acostumbrado a dormir con él y tiene su gracia, así que no puede ser.

Intenté negociar con ellos diciéndoles que no pueden penalizar a los clientes por el hecho de no haber planificado habitaciones comunicadas, pero ellos insisten en que ese es MI problema, no el suyo.

Y tienen razón.

Desde el año pasado elegimos otro hotel, de otra cadena, a escasos 4 kilómetros de Guía de Isora, que además tiene playa y un personal amabilísimo y ¡¡¡habitaciones comunicadas!!!, quizás las instalaciones del primero son más nuevas, la piscina infantil no tiene competencia, pero así puedo dormir con mi contrario, sin descuidar a mis hijos sabiendo que el otro hotel ha perdido a unos buenos clientes.

Por cierto, para los que tengáis curiosidad, el hotel “anti_familias_numerosas” salía ayer en www.elpais.com como uno de los mejores hoteles para ver puestas de sol, eso sí, los papás por un lado y los churrumbeles por otro.

De los hoteles que admiten mascotas pero no niños mejor hablamos en otra entrada...