Mi noche en blanco.

Por una vez le ha tocado a ella. Mi hada, que rebosa salud, ha pasado una noche de perros, y yo con ella, claro.
Eran las cuatro cuando me llamó a gritos, había “descomido” la cena. Los que tenéis niños ya sabéis la fiesta que se organiza, cambia cama, saca fregona, pon lavadora y ale, quédate con ella.
Yo la encontraba bien, sin fiebre, pero decía que le dolía el estómago. Espero que no sea un virus errante que entre en casa y pase de uno a otro.
Me metí en la cama con ella, acariciándole la tripita y así estuve hasta las seis y media que se quedó dormida.
Tuve dos horas para pensar y eso no es bueno. Mis pensamientos se fueron con Evaasecas y su relato de quince capítulos de ayer (http://evaasecas-cronicasalanochecer.blogspot.com) , aunque al final, como siempre, los nubarrones de mi cabeza se posaron en mi sol.
Volví a mi cama a las seis y media y mi despertador sonó un cuarto de hora después. A las siete aún andaba mi contrario a empujones conmigo para que me levantara.
A esto sí le llamo yo una noche en blanco (y negro).