Que 20 años no es nada

Como dice el tango aquel. Pero sí, los años pasan y pasan para todos, para lo bueno y lo malo.
Gracias a mi monumental despiste y a una casualidad me enteré de que el concierto de Spandau Ballet de noviembre pasado, para el que había comprado las entradas y al que no pude ir por puro agotamiento se había retrasado. La cita era ayer.
Mi contrario de hizo de rogar, y de qué manera. Mira que intenté encontrar a mi amiga del cole con la que iba a verlos, pero no pude, así que al final, él se portó como todo un caballero y vino conmigo.
Había comprado asientos numerados, que una ya está mayor para ir a la leonera a gritar. El aforo no estaba completo, pero sí había muchísima gente.
Me hizo gracia vernos. Estamos todos entre los 35 y los 45, también había algunos hasta 60 y pocos rondando los 20. Es lo que tiene, nosotros, como ellos, también vamos cumpliendo años.
Como siempre, la estética cuidadísima, las canciones, maravillosas, ellos, mayores pero manteniendo el tipo (Toni debería comprarse una talla más de cuello de camisa).
Dije que no iba a gritar, pensé que no me levantaría ni me desmelenaría, pero no pudo ser. Me contuve, bailando sentada, pero fue con "Lifeline" cuando todos nos levantamos y ya no hubo forma de pararnos.
Me duele la garganta, estoy cansada, pero lo pasé muy bien.
Por cierto, definitivamente John Keeble, el batería sigue siendo el "más" de los cinco.