No sé si se juntan mis problemas laborales con la crisis de la mediana edad esa de la que tanto se habla, sólo se que me encuentro fatal.

Fatal de ánimo, fatal de fuerzas, fatal de ilusiones, fatal incluso físicamente, vamos, fatal.
Tengo la sensación de ser una mera espectadora de mi vida, no la protagonista. Me llevan, me traen, me sacuden una y otra vez y yo sólo puedo intentar levantarme como un "tentetieso". Estoy cansada.
Tengo la seguridad (que no la convicción) de que siempre he hecho lo que "tocaba" hacer, lo que se esperaba de mí. Estudié cuando había que estudiar, empecé a trabajar incluso antes de licenciarme, era becaria y todos sabemos lo que es eso.
En mi primer empleo cobraba limpias 50.000 pesetas (300 Euros de ahora) por jornadas de 9 a 12 de la noche, pero es que era "lo que había que hacer", aprovechar y aprender mucho para luego poder quedarme en aquella empresa auditora de primerísima línea.
Y me quedé, con un horario parecido y un sueldo que rondaba las 100.000 pesetas (600 Euros), la verdad es que en dos años y medio que estuve allí ese sueldo se multiplicó por más de dos.
No debía hacerlo tan mal cuando uno de los socios se fue a una entidad financiera y nos reclutó a tres para irnos con él.
Empezó en 1997 mi mejor etapa profesional, que prefiero no recordar porque me hundo. ¿Y todo eso para qué?, para nada.
Como quiera que sea he llegado a navegar en mitad de la mierda, y perdonadme la expresión. Lo malo que tiene guardarlo todo, como hago yo, es que te topas de bruces con lo que no quieres. Ayer encontré la carta de pago del "bonus" de 2005 y es un 85% superior a lo que me han pagado en 2015.
No sé qué he hecho mal, profesionalmente hablando me refiero, personalmente lo tengo claro, he tenido tres hijos, tres excedencias y una baja laboral de año y medio.
Justo antes de Semana Santa me dijeron que entraba en "comisión de seguimiento", parece que mi nivel de ventas no era el esperado, la semana pasada me comunican que ya no estoy siendo seguida porque mi evolución es muy positiva y el resumen es que ni sé por qué cojones me metieron en seguimiento, ni sé por qué coño me sacan, mi "productividad" de los últimos tres meses es una mierda.
Eso es lo que os trato de explicar, haga lo que haga, mi vida tiene "vida propia", la que marcan los otros y no yo.
Me planto, me cabreo, lloro, me encabrono, me hundo y como un "tentetieso" me vuelvo a levantar. Quiero buscar soluciones, ya estoy cansada de poner la otra mejilla, las costillas y hasta el culo, si me perdonáis los malos modos.
Estoy pensando en plantarme, acogerme a alguna medida voluntaria de baja pactada que me ofrecen y montar algo por mi cuenta, pero aún hoy, cansada y hundida como estoy, el miedo es más fuerte que yo.
Largarme significa renunciar a un sueldo, que si bien lleva congelado 10 años, supera en un porcentaje interesante el sueldo del español medio, siempre además pensando que trabajo de 8 a 2:30.
Montar algo por mi cuenta significa renunciar a cotizar por la base máxima, a tener una responsabilidad limitada en horas y a saber que a fin de mes me llega un sueldo.
¿Y todo a cambio de qué?, de nada seguro, del sentimiento de que soy una carga para mi familia, de que soy una "señoritinga" que huye del trabajo.
También pienso que irme me supondrá ver a mis hijos por la mañana, poder llevarles al colegio, aunque luego me pase la tarde pringada currando desde casa. Me supondrá ser un poco dueña de mi vida, que aunque suene triste, nunca lo he sido, pero seré una carga para mi casa y yo nunca he sabido ser una carga. Ya en el colegio me dedicaba a dar clases particulares para costearme mis caprichos, sólo que mantener una casa y unos hijos, no es un capricho, es una necesidad.
Pienso y reflexiono sobre el tipo de trabajo que podría desarrollar y lo tengo bastante claro, no creáis, pero claro todo está muy difícil, no es un secreto para nadie.
Estoy cansada de llorar, de no dormir, de saberme un pelele profesional, pero no encuentro el empujón para hacer el corte de mangas definitivo. Me puede la seguridad.
En mi casa siempre se ha primado la responsabilidad ("uno no hace lo que quiere, sino lo que debe", esa frase la tengo grabada a fuego en el cerebro).
Mis amigos me animan a que me lance, sé que lo hacen con buena intención pero claro, les devuelvo la patata caliente, es fácil, les preguntas, "¿tú en mi situación lo harías?" y entonces ya no se ve tan claro, de verdad les agradezco su apoyo, pero la cosa no es fácil.
¿Y qué es fácil hoy en día?, me pregunta mi contrario, pues fácil no es nada, pero una cosa es que la cosas sea difícil y otra es que además yo me empeñe en complicarlo más.
Mi contrario me apoya, eso es un alivio, pero claro no es fácil soportar a alguien que ahora no duerme por culpa del trabajo y después no dormirá por la falta del mismo, o por un trabajo que está en la pista de despegue, eso siendo optimista y pensando que antes o después despegará.
Estoy tan hecha un lío que ni ganas de irme de vacaciones tengo.
Odio darle tantas vueltas a la cabeza a todo, ¡lo que daría yo por ser una rubia (o morena) boba!