Quisiera poder dormir cada día hasta despertar por mi misma. Si soy sincera, nunca me levanto tarde, como tarde, tardísimo a eso de las nueve y no me parece mala hora.
Quisiera desayunar sentada, no me malinterpretéis, no es que las sillas desaparezcan de mi cocina a horas tempranas, es que tomo un yogur mientras se hace el café, de pie.
Quisiera no ir mirando el reloj del coche cada vez que uno de los semáforos que encuentro en mi camino se pone en rojo.
Quisiera no tener que mirar con alivio el paso por el torno de la oficina, siempre antes de las ocho de la mañana, que es mi hora límite de entrada.
Quisiera no correr a la hora de salir, no correr al súper para hacer la compra deprisa, que siempre me olvido algo.
Quisiera que la comida, además de sentada, fuese reposada.
Quisiera que el trayecto al cole a por mis hijos no se convirtiera en un enfado continuo con otros conductores que ni ven ni entienden de rayas que separan carriles, que ni ven ni entienden de velocidades de circulación recomendadas y que ni ven, ni entienden, ni ciertamente tienen por qué
hacerlo, que yo tengo prisa por llegar.
Quisiera que mis hijos entendieran, pero que lo entendieran de verdad, que ya mamá hace un gran esfuerzo, económico y laboral para "pagar" el derecho de ir a buscarles cada día y que no me preguntasen por qué no puedo llevarles al cole también por la mañana.
Quisiera poder sentarme, pero sentarme con la cabeza reposada, a la vez que el pandero y tener tiempo de hacer simplemente "nada".
Quisiera no estar a punto del ataque de nervios continuo.
Quisiera controlar la ansiedad que el tiempo me origina.
Quisiera vivir despacio.
Quisiera..., tener más tiempo de pensar qué es lo que quisiera...
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