Recuerdo perfectamente el 11 de Marzo de 2004. Mi hada era muy pequeña. Tengo que contaros que el embarazo fue la mar de divertido y compartido. En el mismo cubículo de la oficina nos juntamos May, embarazada de un mes y poco más que yo, Mona, embarazada que dio a luz unos días antes que yo y servidora.
Yo tendría que haberme incorporado a trabajar, después de la baja de maternidad, el día 19 de Febrero, Mona de incorporó hacia el día 5 de Marzo porque alargó su baja con unas vacaciones pendientes de disfrutar.
Como os he contado, cada vez que uno de mis hijos ha nacido he permanecido junto con él durante su primer año, gracias a excedencias de maternidad, así que el 11 de marzo de 2004 a eso de las 9 de la mañana yo estaba en la cama, con mi Hada. El teléfono sonó y era mi hermano, quería contarme atropelladamente lo que había pasado y yo no entendía nada. Lo único que oí fue “bomba… tren Alcalá de Henares… 7:30” y me eché a temblar, sólo atinaba a repetir su nombre: Mona, Mona, Mona…
Mona vive en Alcalá de Henares y venía a trabajar en tren, ese era su tren, no me cabía la menor duda. Mi cabeza no coordinaba, sólo podía imaginar a su pequeño Paul huérfano de madre a los 4 meses.
Colgué a mi hermano y atiné a llamar a su móvil que sonaba pero no contestaba, marqué después a la oficina y sí hubo suerte, otra compañera me confirmó que Mona estaba allí con un ataque de nervios y hablando con su familia para tranquilizarles.
Tuvo suerte.
Durante el tiempo que duró nuestra baja nos cambiaron de centro de trabajo, antes estábamos cerca de Atocha y después nos cambiamos a Nuevos Ministerios. En esos primeros días tras su incorporación Mona había estado probando diferentes combinaciones de tren. Empezó con el de siempre, pero después vio que uno que salía 5 minutos después de la estación de Alcalá era un tren CIVIS de los que no hacía tantas paradas y que llegaba antes, así que le convenía más.
El 11 de Marzo llegó a la
estación con tiempo de ver salir el tren de siempre, pero esperó cinco minutos
al CIVIS, eso la salvó. Esperó y esperó y el CIVIS nunca llegó. Por la
megafonía empezaron a decir que el servicio de trenes a Madrid estaba
suspendido y que había que buscar un transporte alternativo.
Llegando a Madrid en
autobús empezó a oír noticias, los móviles de la gente sonaban sin
parar, fue entonces cuando se dio cuenta de lo afortunada que había sido, su
tren de siempre había explotado en El Pozo.
Cuando pude hablar con
ella casi no podía dejar de llorar, había hablado con toda su familia, para
tranquilizarles, hacerles saber que estaba bien.
El pasado día 11 mi
primera conversación de la mañana fue con ella, la verdad es que si en algún
momento de su vida tuvo suerte, fue en ese.
2 comentarios:
madre mía, qué cosas. Estamos a merced de golpes fortuitos que nos llevan en una dirección o en otra. De mi oficina murió un compañero, al que yo no conocía ni había trabajado nunca en su departamento. Impacta.
No somos nadie.
Un beso
Madre mía, debe de temblarle todo cada vez que se acuerde.
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