Corre que te corre

Yo sigo y sigo, con ganas o sin ellas, más bien sin ellas, pero sigo.

Lo tengo como tarea en mi calendario, martes y jueves toca correr, también lo intento un día el fin de semana, como prefiero no pensarlo mucho llego a casa de recoger a los duendes del cole y antes de que me ataque (más) la pereza me calzo las zapatillas y salgo a la calle.
Hace frio, no me gusta correr con frio, lo de llevar el kleenex en la mano es un rollo, si me pongo la braga que me tape la nariz y la boca me agobio, si me la bajo sólo al cuello, del frío al respirar me duele la cabeza.
Salgo con las orejas calentitas gracias a un gorro multicolor que me regaló Mónika, pero al kilómetro tengo que quitármelo porque la cabeza me echa humo.
Veis, todo son inconvenientes. Pero lo más duro es ver que no puedo ir a más, que me he quedado en esos 5 km y no hay manera de seguir ni un poquito.
Ayer fui a más ritmo y al final lo único que conseguí fue tener que hacer dos paradas y caminar cien metros para recuperar el aliento, vale que la media mejora, pero no me consuela, es muy poco y no veo forma de doblar la distancia.
Pensé que debía entrenar en grupo y lo planteé para ayer, la hora de por sí ya era mala, las 8 de la tarde se me hace muy cuesta arriba, sobre todo porque acabaría a eso de las 9:15 y a esa hora los niños se van a la cama, pero es que además siempre me surge algo. Ayer quedé con la escritora más famosa que conozco, Lamar, bueno, quizás la Nena es más famosa, pero Lamar le gana de momento por dos libros a uno. Pues eso, que es mucho más apetecible un café caliente con buena conversación que una carrerita por más acompañada que sea.
En fin, que os iré contando, pero lo veo chungo chungo.
Por cierto, he instalado en el móvil una aplicación que se llama Runtastic, que mide distancias (creo que ya os lo dije), el caso es que habilito el seguimiento de la sesión ¡y se me puede animar por Facebook!, cada vez que alguien da al "me gusta" el aparatejo aplaude y jalea al corredor y me anima a seguir.