(Por favor, no dejéis de ver el entrecomillado).
Vamos avanzando los días. Así, como el que no quiere la cosa, mis duendes llevan casi un mes de vacaciones. Como os conté, la primera quincena de Julio los apunté a un campamento urbano. El primer día salieron, los mayores cansados, y el pequeño tristón diciendo que a él eso no le gustaba y que no quería volver. Negocié con él que tenía que ir el segundo día a ver qué pasaba y desde allí en adelante los tres iban contentísimos cada día. La experiencia ha sido fantástica, los organizadores eran una empresa de gente muy, muy joven y preparadísimos, los chicos han disfrutado y aprendido jugando.
El caso es que la semana pasada, el martes, cuando fui a recogerlos por la tarde, una de las monitoras se me acercó con cara de susto para decirme que mi Sol se había caído. Yo le miré a lo lejos, y así a bote pronto no me pareció que le faltase ningún cacho y estaba jugando tan contento…
Por lo visto, se habían asustado un montón, se había tropezado en un bordillo mientras jugaba a polis y cacos y al caer se había raspado ligeramente una rodilla, el codo y el costado derecho yyyyy, ¡le
había salido sangre!,¡sangre!.
Habían hecho un cónclave a ver qué hacían si me llamaban o le llevaban directamente al hospital (¿????) porque como “la leucemia es una enfermedad de la sangre pensaron que podía ser peligroso”. Mientras le lavaban las heridas, le preguntaron que cómo se encontraba y que qué solían hacer papá y mamá y él dijo que ponerle Betadine, ¿Y tiritas?, preguntaron ellos, “a veces” respondió mi Sol. Su cara debía ser un poema, la de los monitores me refiero, así que mi Sol les dijo que estaba bien y que sólo le hacía falta
una tirita pequeña en el costado para que no le rozase la camiseta…
Os juro que me dio la risa floja y a ellos después también, porque llamé a mi Sol y le quité la tirita del costado, me asomé y empecé a tirar de la piel de un lado y de otro y claro, ellos me preguntaron muy serios que qué hacía y les respondí que intentaba asegurarme de que por el corte no “se le fuera a salir un riñón”…
Se les iluminaron las caras, ¡chicos, que mi hijo se cae y se levanta como los otros, que lleva las rodillas destrozadas como los demás, que no pasa nada”.
Ay madre, qué “susto”.
5 comentarios:
Jejeje me imagino el cónclave que organizaron los monitores del campamento cuando vieron a tu sol con heridas de guerra...
Besosssssssss
jajajajajaja, ay pobres! Su mal rato pasaría, pero tu Sol debió ser más rápido de reflejos y a la pregunta de "qué hace tu madre" debería hasberles soltado: dejarme 20 minutos más de baño, comprarme una pistola de agua, darme un bocata de nocilla y muchas chuches :)
Jajaja. Bueno, tenían la mejor de las intenciones, oye.. Por lo menos se preocupan. Peor hubiese sido que estuviese en un sitio donde ni se hubiesen enterado de que se había caído. Un besote!!!
Y tú tomando el pelo al personal! Jajajajaja
Pero oye! Qué calorr hace aquíiii si lo sé no vuervooo
Ja,ja... menudo susto se debieron dan, pero ahi te muestra lo bien que lo tienen cuidado y como se preocupan por el. A veces uno se preocupa demasiado... pero yo prefiero eso que lo contrario... Por lo menos ahora os reis de los ocurrido.
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