Te pienso mucho, a diario, a cada paso, en cada esquina, en cada gesto. Te pienso por la mañana cuando pongo hacia arriba mi carretilla diaria y dejo que las tareas vayan cayendo. Te pienso según avanza el día y me doy cuenta del no parar que es este circo y te pienso a la hora de acostarme cuando veo que mi carretilla de tareas no se ha vaciado y que sin embargo tengo que dejarla lista para empezar de nuevo mañana.
Hace hoy ocho años que empecé a pensarte, el tiempo que hace que no puedo disfrutar de tu presencia física, el tiempo que hace que mis hijos, los que estaban y los que fueron llegando, se quedaron sin su abuelo, el tiempo que hace que el cáncer nos robó el derecho y la oportunidad de seguir creciendo juntos.
Te pienso con alegría de saber la suerte que fue conocerte y con una rabia incontenible de no poder hacer pagar a nadie esta falta.
Te pienso, suegro, te pienso y te echo de menos.
7 comentarios:
jooooo...
solo el consuelo de saber que os cuida por ahí por donde esté... y sabe lo bien que lo estais haciendo...
yo también tengo una relación muy especial con mi suegro. Pero por suerte lo disfruto y espero hacerlo todavía mucho tiempo, aunque esté lejos, a veces lo noto rascandome la cabezita y llamandome 'flaquita loca'.
Y nena, no escribas cosas así que tengo las hormonas fatal... a moco tendido me tienes!!!
Preciosa entrada de una persona maravillosa a quien debió ser un suegro estupendo, besos
Quédate sólo con que fue una suerte conocerle.
De tal palo tal astilla, una suerte más!
Muackkkkkk!
Lo que sale del alma siempre es bello y esta entrada es preciosa. Seguro que esté donde esté, está sonriendo. Un besote, niña.
Hala, la que no sabe escribir. Sin palabras me has dejado, Lou. Besos gigantes.
Muy emotivo. Uno se consuela pensando que allá donde estén, siguen pensando en nosotros o cuidándonos en la distancia y en silencio.
Besos.
Publicar un comentario