"Con un poco de azucar, esa píldora que os dan, satisfechos tomareis" (Mary Poppins)
Hola
Quiero daros la bienvenida a todos los que estáis aterrizando en el Reino de la Mermelada por primera vez. Esta es una ventana abierta a través de la que podéis asomaros a lo que es mi día a día. Si llegáis aquí buscando respuestas o información sobre la leucemia infantil, que sepáis que las respuestas están en vosotros mismos, yo sólo puedo compartir las mías. Agarraos fuerte que vienen curvas.
martes, 13 de septiembre de 2011
De cerdos y grúas
El viernes pasado fue fiesta en Madrid. Era el último viernes del verano que mis hijos no tenían cole y quería hacer algo especial con ellos. Pensé en llevarles al parque Warner, pero mi contrario sí trabajaba e irme yo sola con los tres, tan lejos, la verdad es que me desinflé.
Cambié por el Parque de Atracciones que me pareció más fácil, queríamos irnos los cuatro, pero a última hora mi hermano se apuntó, me vino de perlas para qué negarlo.
Aunque el parque abría a las doce de la mañana, mis duendes llevaban con prisa por salir de casa desde las diez, así que a las 11:30 ya estábamos aparcados haciendo cola para comprar las entradas.
Digo que llegué y aparqué sin problemas, aunque la gente empezaba a llegar había muchísimo sitio. Yo miré y lo único que pensé es “mira que listos estos de la derecha y la izquierda que han aparcado a la sombrita y me han dejado sólo las plazas al sol”. Ahí quedó la cosa, aparqué, nos metimos en el parque y punto.
Mi Sol se apunta a un bombardeo, le da igual en qué cacharro montarse, vaya boca arriba o boca abajo, mi Hada tenía calor y sólo quería montar en los cacharros de agua y mi Garbanzo es un miedica y en lo único que quería montar era en el carrusel.
Para los que no lo sepáis, el carrusel del parque de atracciones de Madrid es una joya, es de 1927, hecho en madera policromada, precioso, aunque debería estar mejor cuidado, bueno, pues allí hay caballos, elefantes, tigres, góndolas y ¡cerdos!, y mi peque sólo quería montar en los cerdos, una y otra y otra vez, íbamos cambiando de cerdo en cerdo.
Comimos en el parque, fuimos a la zona infantil y yo tenía la idea fija de la casa de los 3 cerditos que había cuando yo era niña. Con esto de la crisis, a los pobres cerdos (y al lobo) los han desahuciado, ahora no tienen casa y forman parte del decorado de una pista de coches estilo picapiedra. También está la estatua de bronce el inolvidable Fofó, aunque para mí que la han cambiado de sitio.
El caso es que lo pasamos genial y ya a las ocho de la tarde salíamos derrengados, mis duendes mayores arrastrando los pies y yo cargando con Garbanzo y entonces…
¿Dónde está mi coche?, oye, que yo lo he dejado allí donde ahora está aquel otro, anda, y ¿qué tiene aquel otro en el parabrisas?, anda, una multa por estar aparcado en zona de minusválidos. ¿Minusválidos, y dónde está la placa, porque el suelo no está señalizado?, allí detrás del árbol que daba sombra al que estaba a mi izquierda.
¡Se llevó el coche la grúa!. Vino mi contrario a buscarnos, mientras íbamos a casa llamamos a la otra abuela de mis hijos para que se quedara con ellos y conseguimos averiguar que mi coche iba camino de Colón. Nos fuimos a intentar recuperarlo, llegamos allí y claro, lo primero que nos piden es la documentación del coche, la saco de la guantera y se la entrego a la funcionaria, me mira con esos ojitos que sólo ellos saben poner y me dice: “no tiene usted permiso de circulación, el que lleva es el provisional que vale sólo para 15 días” (mi coche tiene cuatro meses), “nada, no puede llevarse el coche sin la documentación en regla”.
Vuelta a casa, a revolver papeles, nada, ni rastro, ni en casa, ni en la oficina de mi marido ni en ningún lado, vuelta a Colón…
Salgo yo sola con cara de penita y le digo a la funcionaria que tengo un problema, que no está el permiso, que se ha perdido, que no me ha llegado de tráfico o que se lo han llevado los extraterrestres, que no lo tengo y punto, que todo lo más que puedo hacer es denunciar el extravío y presentarle la denuncia. Debí darle pena, porque hizo una llamada, supongo que a tráfico para verificar que efectivamente el coche tiene su permiso de circulación en regla y me dejó llevármelo, casi a la una de la madrugada y después de pagar 153 eurazos y ahora tengo que esperar a que me llegue la multa por correo.
Os juro que no vi la señal, no lo hice a propósito, en fin, ¡torpe que es una!, mira, voy a abrir etiqueta nueva…
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2 comentarios:
Qué lo parió, qué experiencia y qué feo salir del parque cansadísimos y no tener el coche!!!! y con los tres duendes a cuestas!!! y qué cabr... los de la grúa 153 €!!!! por suerte pudiste solucionarlo.
Lou, yo te creo! Eres medio suiza! Jamás aparcarías en lugar indebido. lo siento reina!!!! me parto con garbanzo!!!
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