Después de una durísima tarde de reflexión delante de unas tortitas con nata, conseguimos las energías suficientes para cumplir con la obligación ciudadana de hoy.
Mis duendes andaban la mar de intrigados con eso de "votar". De hecho, ellos también querían votar, eso que les hemos explicado someramente de que votar sirve para elegir a las personas que van a decidir qué se hace con nuestras ciudades durante los próximos cuatro años les ha llegado al alma.
Nos hemos levantado pronto, como siempre, el desayuno, completo, nos hemos puesto guapos y nos hemos ido a votar. Han mirado y remirado las pepeletas de todas las candidaturas, mi hada nos ha pedido permiso para coger algunas y se ha quedado tan contenta.
Como curiosidad os diré que yo he votado después justo de un personaje conocidísimo de nuestro país.
Y así, contentos después de votar nos hemos ido a comprar pasteles, el pan y al parque un rato.
No diré eso de "que gane el mejor" porque miedito me da lo que dejamos, lo que está por venir y lo que va a ocurrir con los acampados en Sol.
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