Se sentó frente al espejo y abrió su rimel nuevo.
Teresa casi no recordaba la coquetería que aquel simple gesto le hizo recordar. Ya había llorado bastante. Hacía años que Manuel la había dejado para siempre. Su último año fue especialmente duro. Nadie esperaba que esa enfermedad ladrona de recuerdos le atacase tan joven. Al principio fue un no acordarse de los teléfonos, después olvidó cualquier conexión con su vida.
Teresa siempre estuvo allí, junto a aquellos hijos de los que él no recordaba el nombre.
De eso hacía ya ocho largos años.
La vida desde entonces se había reducido a un ir tirando, por los hijos, por los nietos, por todos, menos por ella.
Luis había aparecido al doblar la esquina hacía seis meses. Era soltero, solterón más bien, con esas manías de hijo único que había vivido con su madre hasta que ella murió. Era ley de vida.
Parecía que sus soledades se habían encontrado, pero eso no era así. Se habían encontrado dos personas con ilusión de volver a vivir.
La primera tarde que él la invitó a un café a ella le volvieron las mariposas al esttómago, esas que hacía tantos años que habían volado lejos.
Un domingo, en una comida familiar, roja del apuro, les había contado a sus hijos que había conocido a alguien.
No hubo dramas, sí alguna que otra lágrima de alegría y rabia por el padre pedido.
Estaba claro que Luis no sería su primer amor, pero sí esperaba que fuera el último. Había aprendido a vivir con Manuel y ahora era el momento de aprender a envejecer con Luis.
Era su gran noche. Con una cena con sus hijos iban a celebrar que empezaban una nueva vida juntos, se hacía tarde y ella aún no se había puesto el rimel.
4 comentarios:
Veo en las etiquetas de tu entrada ay si yo supiera escribir..., pues no lo haces nada mal, es bonito lo que cuentas, la vuelta a la normalidad, las lágrimas de alegría, es rimel nuevo tanto tiempo sin usar...
Un beso.
Haz el favor de cambiar la etiqueta, guapa.
Yo estoy con Lamar, haz el favor d cambiar la etiqueta jeje.
q tal tus peques? Besos
Siii, cambia la etiqueta!
Lo haces requetebiennn, si es que vales "pa tó"
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