
Ay abuelo, cúanto me acuerdo de tí, a cada paso, en cada momento, pero estos días un poquito más.
Nos hemos ido a la playa, a Benidorm, lo que tú disfrutaste allí, del sol y del mar, de los largos paseos por los olivares cuando detras de la playa de Poniente todo era montaña. Ya sabes que hace bastantes años que eso cambió, pero no podrías ni llegar a imaginarte lo infame que está ahora, todo son obras y rascacielos. De aquellos olivares por donde paseabamos apenas queda nada.
Era la tradición, el sábado antes de domingo de ramos nos ibamos a por ramitas de olivo, contigo, de la mano y ¿te acuerdas aquel día que fuimos a por higos chumbos?, tu te acercabas a la chumbera y los pinchitos se te quedaban clavados en el pantalón sin que apenas lo notases y luego, cuando llegaste a casa y te sentaste en el sofá allí quedaron todos. Era una risa ver como donde pusieramos el culete, había un pincho. Y te reías entre dientes cada vez que la abuela, o mamá o la tita nos regañaban.Ahora las chumberas adornan algunas urbanizaciones, y ya sabes lo que le gustan a Inés los cactus (¿de donde habrá sacado esa afición?) y le hacían gracia esas "bolitas" que algunos tenía, los higos chumbos. Algún día le contaré lo que nos reimos aquella tarde. Por momentos me hago vieja, vienen a mi cabeza tantos recurdos...
Te quiero abuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario