
Cuando "otro Antonio" se puso malito en Perú y supo que el enemigo de nombre feo acechaba se lo pensó mucho antes de volver a España a tratarse, pero esa parecía la mejor opción.
Una de sus sobrinas voló a Lima, a buscarle, a acompañarle y fue allí, cuando se despedía de su congregación cuando una feligresa se acercó a él y le regaló el típico nacimiento peruano, metidito en una casita, para que le ayudase a recordarlos y para que le diera fuerza para volver lo antes posible.
No pudo ser.
El sabía de mi afición a coleccionar nacimientos. El domingo pasado sus hermanas me lo hiceron llegar, estoy segura de que él sabe que me enseñó mucho y que cada una de las cosas que aprendí de él, las recordaré al mirarlo.
¡¡cuánto amor!!! Eres tan especial que todo el mundo te quiere y te recuerda.
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