
El colegio de mis hijos es muy particular, vamos, como "el patio de mi casa". Tiene una filosofía diferente, los niños se forman no sólo en cálculo o lecto-escritura, sino a nivel social, con otras habilidades, como la música, los juegos tradicionales, la danza, la costura o el teatro.
Desde los 6 años hay clase de teatro semanal. Los niños interpretan cuentos de sobra conocidos por ellos, cada uno tiene su rol y aprenden a formar parte del todo con más o menos protagonismo.
La semana pasada mi hada salió, como cada día de teatro, pintada. Me contó que habían representado "El flautista de Hamelín" y claro, sólo hay un flautista, el resto podían elegir entre ser ratón, ratita, niño o niña del pueblo. Ella eligió ratita.
La semana anterior salió con unas rayas marrones verticales en la cara. Había tocado representar "Los tres cesditos". No me cuadraba a mí qué papel podría haberle tocado con aquellas rayas. Me lo dejó claro en un momneto: "pues mamá, qué iba a ser, pues un trozo de la casa de madera...".
Lo mejor de todo es que el día que toca teatro, llega a casa, saca sus pinturas de disfrazarse y nos colorea a todos, a sus hermanos, a mí, a los abuelos y a cualquiera que asome las narices por casa.
Y yo, feliz.
2 comentarios:
También esto me da envidia... Ays, pero que remala persona que soy...
Hoy más que nunca me acordé de tu cole...es donde debería estar E. Tuve tutoría...:-(
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